jueves, 8 de octubre de 2009

Tentaciones nucleares peligrosas

Por Adolfo R. Taylhardat

www.adolfotylhardat.net

El Universal, Caracas

6 de octubre de 2009

Hace hace mas de cinco años el teniente coronel presidente ha venido hablando de su intención de impulsar el desarrollo de la energía nuclear en Venezuela. En un comienzo intentó obtener cooperación de Argentina y Brasil pero esos países le sacaron el cuerpo. Según un informe del Carnegie Endowment, publicado en diciembre del año pasado, funcionarios brasileros revelaron que el gobierno “bolivariano” estuvo haciendo gestiones para que Brasil le transfiriera tecnología nuclear pero el gobierno de ese país se consideró que sería riesgoso dado el apoyo que el mandante de Miraflores le da a la política nuclear de Irán. El informe agrega que el Director de la Comisión Nacional Brasilera de Energía Nuclear señaló que la única cooperación que podría dársele a Venezuela sería en medicina nuclear. El mismo informe dice que una Delegación de PDVSA firmó una carta de intención con el gobierno argentino para la construcción de un reactor modular en la faja del Orinoco que se emplearía en la producción de vapor de alta temperatura para licuar petróleo pesado, pero que ese reactor todavía está en fase de prototipo.

En vista de ello el régimen venezolano se ha volcado hacia Rusia en busca de apoyo para sus ambiciones nucleares. Este país, ni tonto ni perezoso, de la misma manera como lo viene haciendo con la venta chatarra militar que le vende, no pierde la oportunidad de beneficiarse de la gallina de los huevos de oro que el mandante de Miraflores ha hecho de Venezuela. El informe de Carnegie Endowment, dice que en septiembre del año pasado Rusia le propuso a Venezuela construir reactores nucleares y ambos países establecieron un grupo de trabajo con esa finalidad. Agrega que la empresa rusa Atomsproyexport, especializada en la construcción de reactores nucleares, la misma que construyó la planta Busheher en Irán, ha confirmado estar involucrada en negociaciones con Venezuela con esa finalidad. Además, durante la visita a Venezuela del Presidente Dimitry Medvedev se firmó un acuerdo marco “estableciendo cooperación en fusión termonuclear, seguridad de instalaciones nucleares y fuentes de radiación, así como el diseño, construcción, operación y desafectación de reactores y plantas de energía nuclear”. Agrega el mismo informe que esta colaboración ruso-venezolana podría resultar en verdaderos proyectos si Venezuela estuviera en condiciones de costearlos. Un reactor nuclear, cuesta varios millares de millones de dólares.

Pero hay una dimensión peligrosa en los caprichos nucleares del gerifalte. Éste ha proclamado públicamente su apoyo incondicional al proyecto nuclear iraní que se encentra bajo minucioso escrutinio por parte de la comunidad internacional. Hace un par de años la Venezuela chavista votó en contra de la resolución de la Junta de Gobernadores del Organismo Internacional de Energía Atómica mediante la cual se llevó a la consideración del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el sospechoso programa nuclear del régimen de Teherán. Venezuela acaba de ser electa nuevamente miembro del la Junta de Gobernadores del OIEA. Desde esa posición el aliado incondicional de Ahmadinejad seguramente contribuirá a entorpecer los esfuerzos para controlar la actividad nuclear de Irán

Se ha especulado mucho acerca de un supuesto suministro de uranio venezolano a Irán. “Por ahora” Venezuela no está extrayendo uranio y mucho menos lo está procesando. Lo que si se sospechaba desde hace tiempo es que Irán podría estar colaborando con el gobierno venezolano en la prospección y evaluación de posibles yacimientos de uranio en el país. La instalación de fabricas iraníes de tractores y de bicicletas en la región de la Guayana venezolana han contribuido a alimentar las sospechas de que algo se “estaría cocinando” en esa región. ¿Será por eso que el gerifalte ha bautizado las bicicletas iraníes con el nombre de “bicicleta atómica”? Se sabe que el régimen bolivariano suscribió con el de Irán una serie de acuerdos otorgándole la exclusividad para realizar actividades de exploración y prospección geológica en un vasto sector del Estado Bolívar. El informe de Carnegie Endowment dice que se estima que Venezuela podría tener unas 50.000 toneladas de uranio pero que eso no está confirmado.

Ahora las sospechas han quedado despejadas. El ministro de Industrias Básicas y Minería acaba de confirmar que Irán está prestando apoyo a Venezuela para detectar reservas de uranio en el occidente y el oriente del país. “Tenemos reservas de uranio que las estamos detectando con Irán”… “Nuestras proporciones geológicas indican que podemos tener importantes reservas de uranio” ha dicho el ministro. No se puede excluir que dentro de esa cooperación Irán esté obteniendo muestras para determinar la concentración de uranio en los lugares donde se ha detectado su existencia a fin de establecer si resultaría rentable su explotación. Esas muestras seguramente son llevadas a Irán para someterlas a lo análisis necesarios.

En principio nada de lo anterior debería preocuparnos. Venezuela es Parte tanto del Tratado de No-Proliferación de Armas Nucleares (TNP) concluido dentro del marco de las Naciones Unidas y del Tratado para la Proscripción de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe (Tratado de Tlatelolco). Ambos instrumentos consagran el derecho de los países a desarrollar la energía nuclear con fines pacíficos y al mismo tiempo establecen mecanismo de control para impedir que ese desarrollo sea desviado hacia fines militares. Digo en principio porque como lo demuestran los casos de Corea e Irán, siempre es posible burlar esos controles.

De todo esto emergen circunstancias muy inquietantes. Venezuela podría convertirse en una fuente de aprovisionamiento de uranio para Irán, país que se ha lanzado en un programa de enriquecimiento de uranio que tiene preocupada a la comunidad internacional. En retribución, Irán podría convertirse en el principal suministrador de tecnología nuclear de Venezuela. La afinidad existente entre los mandatarios de Venezuela e Irán, los estrechos lazos que han establecido, la retórica anti-norteamericana de ambos, la naturaleza sospechosa del proyecto nuclear iraní, el comportamiento antojadizo y caprichoso del gobernante venezolano hacen temer, con justificada razón que en nuestro país se pudiera repetir una situación alarmante como la que ha originado el programa nuclear del régimen de Teherán.

Las tentaciones nucleares del gerifalte son definitivamente peligrosas y ya se están activando los sistemas de alarma de la comunidad internacional contra la proliferación nuclear.

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