Juan Mayr Maldonado*
El Colombiano, Medellín
Octubre 8 de 2009
La gente no cree hasta que le pasa. Más cuando se trata de problemas ambientales que solamente se manifiestan en el tiempo y muy lentamente.
Desde estas páginas ya veníamos alertando a la sociedad y a sus dirigentes sobre el grave riesgo que tiene nuestro país de quedarse sin agua. Son dos las causas que se atribuyen para que esto esté sucediendo. Por un lado la llegada de El Niño como uno de los efectos del cambio climático global, de otro lado el mal manejo ambiental que se le viene dando a nuestro país.
Colombia, país cuyos atributos ambientales son reconocidos a nivel mundial es, sin embargo, extremadamente vulnerable en esta materia. Según los estudios científicos, nuestro país será uno de los más afectados por los fenómenos del cambio climático y a esto se suma que el mantenimiento de un recurso hídrico sostenible dependa, en la mayoría de los casos, del buen estado de conservación de las cuencas y sus bosques, así como de la subsistencia de los ecosistemas estratégicos o "fábricas de agua" como los páramos. Sin embargo la deforestación a que han sido sometidas las cuencas en la zona central de país, donde habita cerca del 80% de la población colombiana, ya no permite que la naturaleza retenga y almacene las aguas y mantenga así un flujo continuo en épocas de verano. Además los páramos vienen siendo convertidos para ganadería y cultivos de papa y esto cuando no son concesionados para la minería por parte de Ingeominas. Así las cosas, nuestra vulnerabilidad va en aumento.
Luego de un prolongado invierno, el verano se empieza a sentir. Según los pronósticos del Ideam éste se prolongará hasta los primeros meses del 2010 y en el intervalo solo tendremos lluvias esporádicas. En el pasado mes de septiembre se generó un déficit del 50% de lluvias, el mes más seco de los últimos 12 años. Esto apenas comienza y va para largo.
Ahora sí las autoridades prenden las alarmas. Somos un país que reacciona pero no previene. La viceministra del agua salió a contarnos lo que desde hace años ya sabemos: que 700 municipios no tienen programas alternativos para el suministro del recurso hídrico y que Bogotá y Sincelejo sí los tienen gracias a pozos profundos. Lo que no ha dicho la viceministra es que en el caso de Bogotá la extralimitación en el manejo de aguas profundas ha hecho que algunos acuíferos, como el Guadalupe, hayan descendido hasta cien metros, situación que según los expertos se ha traducido en que las quebradas y fuentes superficiales se hayan secado.
Tampoco ha dicho la viceministra que según estudios del Ideam de hace varios años, cerca del 35% de las cabeceras municipales verán afectadas sus fuentes de agua en años secos. Estos estudios precisamente se hacen para que los políticos tomen decisiones informadas y se anticipen a los problemas. Cali ya entró en racionamiento y en los próximos días empezaremos a ver en los titulares de los periódicos que el racionamiento ha llegado a otras ciudades y poblaciones y también que nos tendremos que preparar para un racionamiento de energía. Veremos cómo los precios de los alimentos se aumentan ante la sequía y cómo los agricultores más pobres, una vez más los más pobres, son los más afectados, pues no son precisamente ellos los beneficiados de los subsidios del programa Agro, Ingreso Seguro.
Lo interesante de todo esto es que el tema ambiental, luego de haber sido relegado a un último lugar dentro del gobierno, vuelve a estar en primera línea, por lo menos en la opinión pública.
PD: Aterradora la imagen que se nos presentó sobre la contaminación del río Medellín. El río ha sido herido de muerte, según se desprende de su color. Ojalá las autoridades tengan la fuerza suficiente para imponer una sanción ejemplar.
*Ex ministro del Medio Ambiente
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