Hernando José Gómez*
El Tiempo, Bogotá
Enero 8 de 2009
Culminando una década que trajo a Colombia desarrollo, inversión local y extranjera y mayor integración económica, es un buen momento para resaltar y reiterar un factor que preocupa a muchos por su pobre desempeño: el empleo. Colombia tiene una de las tasas de desempleo más altas de América Latina. Frente a países como Argentina, Brasil, Chile, México o Perú, que tienen tasas de desempleo inferiores al 8 por ciento, la tasa cercana al 12 por ciento que registra actualmente Colombia resulta precaria.
Problemas estructurales explican en buena medida la persistencia de los altos índices de desempleo vistos durante la última década, incluso en los años de mayor auge. No menos preocupante resulta que Colombia cuenta con una de las tasas de informalidad más altas de la región y unos índices de subempleo considerables.
Algunos analistas argumentan que la política de incentivos a la inversión que ha liderado el Gobierno Nacional es una de las principales causas de la baja generación de empleo en el país, al haber reducido el precio del capital con relación al precio del trabajo. Esta explicación la considero errada. Los incentivos a la inversión atraen capital extranjero y fomentan la inversión local, lo cual facilita alcanzar tasas de crecimiento altas y sostenidas que, en definitiva, constituyen la base necesaria para generar empleo de calidad. Debemos tener en cuenta que sin estos incentivos a la inversión el crecimiento económico de los últimos años habría sido inferior, con los consecuentes efectos sobre el empleo que esto hubiera significado.
Una explicación más acertada y que considero la raíz del problema del empleo en Colombia son los altos costos laborales que enfrentan las empresas formales, combinados con un bajo nivel de productividad, en particular en las pymes. Los costos laborales excesivos dificultan la generación de empleo formal y perjudican la competitividad de las empresas, especialmente las del sector transable. En Colombia, los costos laborales no salariales, que incluyen, entre otros, los parafiscales y la seguridad social, equivalen al 59 por ciento del salario. Este valor es alto frente a países de la región como Argentina y Uruguay, que cuentan con cifras cercanas al 40 por ciento, y más aún frente a países como Inglaterra y Estados Unidos, cuyos valores son inferiores al 20 por ciento.
Es claro que Colombia enfrenta un grave problema de empleo que se debe abordar con urgencia. Para atacarlo es indispensable analizar la situación desde una perspectiva integral, que abogue no solo por reducir el desempleo, sino también por mejorar la calidad del empleo, a través de mejoras en los índices de formalización laboral y empresarial.
Con relación a las acciones de corto plazo, el país necesita impulsar una ley pro formalización que reduzca los costos de generar empleo, especialmente para las nuevas empresas o para las que se encuentren en transición hacia la formalidad. En concreto, proponemos, mediante la ley, extender la gradualidad en el pago de todos los impuestos que enfrentan las mipymes durante sus tres primeros años, y extender el régimen simplificado del IVA para las microempresas formales. Con relación a los cambios regulatorios estructurales, creemos necesario hacer descontable del impuesto de renta de las empresas los pagos por los parafiscales. Hoy, solo es un costo deducible. Sumado a esto, proponemos abrir nuevamente un espacio para discutir los cambios que requiere la política del salario mínimo en Colombia, inicialmente evaluando la conveniencia de un salario diferencial para el empleo de los jóvenes, para facilitar su enganche.
En síntesis, es claro que la problemática del empleo en Colombia para ser resuelta requiere voluntad y compromiso del Ejecutivo y el Legislativo. No solo el desempleo es excesivo, sino también la informalidad y el subempleo. Dada la coyuntura política del 2010, considero que se abre una oportunidad para impulsar las reformas laborales y tributarias que el país necesita para mejorar las condiciones de vida de la población vía una mayor generación de empleo.
* Presidente del Consejo Privado de Competitividad
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