Jaime Restrepo Cuartas*
Comunidades.semana.com, Bogotá
Enero 17 de 2010
La corrupción en Colombia está de moda. Ya uno escucha decir que hay Congresistas que tienen como proyecto de vida enriquecerse en los cuatro años de su periodo. En los pasillos del Congreso no se oye hablar sino de contratos con los diferentes Ministerios, Gobernaciones y Alcaldías. Hay algunos de los honorables representantes o senadores que no hacen trabajo legislativo, no asisten a las sesiones y no desarrollan ninguna labor en beneficio de las comunidades, pues no tienen tiempo sino para llevar las hojas de vida de sus amigos o benefactores, y reunirse con los funcionarios públicos para las solicitudes de rigor.
El ausentismo es la regla. De los 166 representantes a la cámara, el promedio de asistencia es de 110 en las diferentes sesiones, en los tres años y medio que llevamos laborando por cuenta del Estado. La reunión con mayor asistencia en el año 2009 fue con 152 congresistas porque había que elegir un magistrado y estos habían hecho el lobby necesario. En los últimos seis meses el ausentismo originó la suspensión de la mayoría de las sesiones por falta de quórum y ha sido el periodo en donde menos proyectos se han aprobado. Hay sesiones en donde se aprueba el orden del día y en la discusión del primer proyecto, media hora más tarde, ya no existe quórum.
Hay casos tan extraños como congresistas que nunca van. Pasan hasta seis meses sin asistir al Congreso. Cuando han sido presidentes de la corporación gozan especies de “año sabático”. Yo recientemente conocí un congresista porque lo oí nombrar en una votación y tuve la intriga de saber quién era. Fue elegido en el 2006 y no lo conocí hasta diciembre del 2009. Curiosamente, ese día, que había transmisión por televisión, las cámaras lo enfocaron todo el tiempo. El caso del Senador Álvaro García, hoy en la cárcel por supuestos nexos con el paramilitarismo, que en una sesión, al pedir la palabra, expresó que en los últimos diez años como Senador era la primera vez que hablaba, no es el único caso. Hay muchos que no hablan jamás, ni presentan proyectos de ley ni hacen debates de control político.
Existen especies de “divas” del Congreso, que entran a las sesiones cuando éstas están avanzadas, dan una vuelta por el proscenio para que las cámaras de televisión los enfoquen y vuelven a salir para no regresar más. Incluso, viajan el mismo día o al siguiente, a sus ciudades de origen. A veces, cuando hay un proyecto clave del gobierno, entran a votar los artículos si el Ministro interesado los llama y el funcionario debe marcarles cada que hay una votación. Es decir, exigen 10 y hasta 20 llamadas ministeriales para entrar a votar y vuelven a salir, orondos, como si no fuera con ellos. Si no los llama el Ministro no entran a depositar su voto por el artículo correspondiente.
¿Dónde está el control? Definitivamente no existe; ni de las directivas del Congreso, que no aplican la Ley Quinta ni ponen las sanciones correspondientes, ni de los organismos del Estado como la Procuraduría y la Contraloría. ¿Dónde está el Zar anticorrupción?, ¿o es que esto no es de su incumbencia? Es también curioso que muchos de los ausentes que aparecieron recientemente en las páginas de los periódicos El Espectador y El Tiempo, no sean los que no van nunca, sino los que en alguna oportunidad han tenido algún problema por incapacidades u otros problemas menores. Qué bueno que hubiera periodismo investigativo e incorruptible.
La dignidad del Congreso debe recuperarse. Es probable que para ello se requiera una verdadera renovación. Esta corrupción que se vive en el Congreso, se transmite a la sociedad con la compra de votos y con el uso de prebendas para lograr los votos necesarios. Yo pregunto: ¿si un congresista emplea 1.000 o 2.000 millones de pesos en una campaña a la Cámara o al Senado, lo hace de su propia capacidad pecuniaria, o de los productos de la corrupción? ¿Este congresista es garantía para que mejoren las condiciones de vida del pueblo colombiano?
*Representante a la Cámara y aspirante al Senado por el Partido de la U.
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