viernes, 6 de marzo de 2009

El tercer socio en problemas

Por Fernando Suescun Mutiz

La República, Bogotá

Marzo 6 de 2009

Ecuador es el tercer socio comercial de Colombia al que, anualmente, se exportan más de US$1.400 millones. Por eso, su acontecer político y económico, tiene relevancia para nuestro país.

Desde hace un año no existen relaciones diplomáticas con Ecuador y el restablecimiento de las mismas está sujeto a condicionamientos  e indemnizaciones  impuestos por el gobierno ecuatoriano, por las acciones militares contra la guerrilla emprendidas por Colombia en la franja fronteriza. Tenemos un socio con el que no existe comunicación ni en lo político, ni en lo militar.

En medio de su apertura económica, Ecuador optó por un híbrido en el que dolarización y estatización conviven en un esquema dependiente de exportaciones de petróleo, remesas de emigrantes, y elevada propensión a las importaciones y al gasto público.

Desde principios de esta década la dolarización, con elevados precios del petróleo, contribuyó al restablecimiento del poder adquisitivo de la población afectado, en el pasado, por excesivo crecimiento de precios al consumidor (cerca de 100% en 2000), contra menos del 9% actual; exóticos tipos de cambio  (30.000 sucres por dólar) y desempleo del 20% frente a 7,5% en 2008. 

La dicotomía entre apertura y estatización, con desplomes en precios del crudo y crisis global de crédito, pone a prueba el modelo de dolarización: un 60% de las exportaciones y, mínimo, un 40% de la financiación presupuestal, dependen de las fluctuaciones del precio del  petróleo. 

Este año Ecuador tendrá que abordar déficits externos e internos que impactarán el “buen vivir” de la población, pregonado en la Constitución de 2008. Con precios de US$40 por barril de crudo, Credit Suisse estima que, como porcentaje del PIB, el déficit externo sería 1,4% y el interno 4,3%. En cinco meses, las reservas internacionales han bajado de US$6.500 millones a US$4.000 millones, lo que ha ocasionado una severa restricción en créditos bancarios. Las remesas del exterior que cayeron de US$3.100 a US$2.800 millones en el último año, continuarán a la baja.

Para paliar esos problemas, el gobierno decretó una “moratoria técnica” en el pago de intereses de parte de la deuda externa, invocando “ilegalidad e inmoralidad”, sin mayor asidero legal. Tales bonos, con vencimientos en 2012 y 2030, reestructuraron los Bonos Brady que, en 1999, entraron en incumplimiento. Así las cosas, la “moratoria técnica” se convertirá en una real moratoria.

Esa torpe decisión disparó el margen de riesgo de las emisiones soberanas del Ecuador al 50%, elevó el costo financiero de las importaciones y expuso a los activos en el exterior al riesgo de incautación. De otra parte, se impusieron prohibiciones, cuotas y ajustes a aranceles sobre 627 subpartidas de importación, para evitar mayores salidas de divisas. Esa medida le significará a Colombia, este año, menores exportaciones por US$200 millones. 

Para 2009, el gobierno requerirá mínimo US$1.500 millones, cuya financiación está seriamente comprometida. ¿Será posible captar recursos a largo plazo, con el inminente riesgo de una moratoria real? ¿De, remotamente serlo, podría el gobierno aguantar intereses en exceso del 40%, margen actual de riesgo?

Ecuador, urgentemente, necesita recursos para financiar sus necesidades públicas y privadas. El gobierno tendrá que optar por bajar su arrogante postura ante el FMI, hacer una nueva genuflexión a su homólogo venezolano o desdolarizar la economía, con las  dramáticas consecuencias de antaño.  

Lo anterior, sin perjuicio de severos recortes de gastos para la favorecida burocracia y de subsidios a los combustibles que privilegian a la clase acomodada. Esos fondos deben dirigirse a la protección social  y al 44% de la población que vive en la informalidad. No es fácil el reto del tercer socio y, menos, para equilibrar ese híbrido entre apertura y estatización.

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