viernes, 6 de marzo de 2009

Estados Unidos, Afganistán y Colombia

Por Alejo Vargas Velásquez

El Colombiano, Medellín

Marzo 4 de 2009

Desde la campaña presidencial Barack Obama estableció una diferencia entre la intervención norteamericana en Irak, la que criticó y señaló que debía acelerarse la retirada de sus tropas y el caso de Afganistán el cual señaló como la prioridad que ha debido tener Estados Unidos y no haber distraído sus recursos en Irak, pues era en Afganistán donde estaban los jefes de Al-Qaeda y los talibanes que lo apoyaban; por ello señaló como prioridad el aumento de tropas en este país. Esto ha llevado a varios analistas y críticos a decir que Afganistán puede ser el Vietnam de Obama.

Evidentemente el caso de Afganistán es el de un país que no ha logrado consolidar un Estado-Nación con capacidad de monopolizar la coerción legítima y el control territorial; por el contrario, han predominado históricamente los llamados 'señores de la guerra' que controlan regiones del país y adicionalmente el cultivo de la amapola y la producción de opio y heroína ha estado ligado a su historia. La intervención de Estados Unidos y sus aliados efectivamente desplazó del gobierno a los talibanes sin mucha dificultad y se implantó un gobierno 'democrático' que en la realidad sólo controla, en el mejor de los casos, su capital y las zonas donde están las tropas de la coalición intervencionista.

Es verdad que Afganistán es una prioridad para el gobierno Obama, pero la pregunta es cuál es la estrategia adecuada para fortalecer un gobierno que represente la realidad del país, si incrementar la presencia de tropas de la coalición, ya anunció el gobierno Obama 17.000 soldados adicionales, o una estrategia de concertación. No debemos olvidar que la preocupación norteamericana en Irak llevó a que se complejizara la situación afgana con unos talibanes de retorno y a la ofensiva política y militar y con una progresiva desestabilización e involucramiento de Pakistán. El presidente Carter ha señalado sobre el particular, según Amy Goodman "yo discreparía con Obama en cuanto al aumento de soldados, ya que esto provocaría bombardeos más intensos de pueblos y centros urbanos afganos y una gran dependencia de las fuerzas armadas. Me gustaría que nos acercáramos más, que nos adaptáramos y negociáramos con todas las facciones en Afganistán" y en lo anterior incluyó a sectores de los talibanes.

En la conferencia de Seguridad de Munich el propio presidente Karazi señaló la necesidad de una política que incluya, además de coordinación de lasa fuerza de la comunidad internacional, la reconciliación, al respecto dijo: "Este es el momento. Invitaremos a todos los talibanes que quieran vivir en paz y según la Constitución a volver e integrarse en Afganistán". Y el general norteamericano Petraeus expuso en Munich en lo que denominó su nueva estrategia, el decálogo para Afganistán: "En primer lugar, nuestras fuerzas tienen que esforzarse para proteger y servir a la población. Tenemos que reconocer que el pueblo afgano es el terreno de batalla decisivo. Tenemos que protegerles, respetarles, ayudar a la reconstrucción, promover la economía y el establecimiento de una forma de gobierno que incluya relaciones con los líderes tradicionales de la sociedad".

Paradójicamente Afganistán puede ser un punto de acercamiento importante del gobierno Uribe con el nuevo gobierno norteamericano; coincidimos con lo señalado por Rafael Moreno Izquierdo, de SAFE DEMOCRACY a finales del año anterior, "aquellos que respondan primero y de forma más firme a esta petición de más implicación en Afganistán, subirán puestos en la agenda del nuevo presidente estadounidense" y en ese sentido la oferta del gobierno colombiano de enviar policías a contribuir a formar la policía afgana y militares especialistas en erradicación de minas antipersonales y en erradicación de narcotráfico, es un punto a favor que puede mejorar la posición del gobierno Uribe con el de Barack Obama.

* Profesor Universidad Nacional

 

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