domingo, 8 de marzo de 2009

Los santuarios europeos

Por Salud Hernández-Mora

El Tiempo, Bogotá

Marzo 8 de 2009

'Karina' no ha pedido perdón, no ha confesado todos sus crímenes, no ha reparado a sus víctimas. Mantiene una actitud cínica, dibuja un pasado mentiroso, todavía tiene las manos manchadas de sangre y, aún así, el Gobierno la premia con la libertad.

¿Dónde están los defensores de derechos humanos protestando, fuera de País Libre? Si en lugar de 'Karina' fuese 'Ernesto Báez', de las Auc, habrían llovido rayos y centellas. Pero la guerrilla tiene patente de corso y si el Gobierno se salta a la torera la Ley de Justicia y Paz con una terrorista de las Farc, si abofetea a las víctimas otorgando a su verdugo el título de "gestora de paz", miran para otro lado.

Como hacen los suizos. Antes, al menos, se conformaban con guardar en sus elegantes bancos las fortunas que los dictadores sanguinarios robaban a sus pueblos. Ahora, protegen en su propio territorio a quienes difunden las tesis terroristas o son sus cómplices.

El coordinador de las actividades de las Farc en Europa, Lucas Gualdrón, que recibe salario por ese trabajo y mantenía una copiosa correspondencia con 'Raúl Reyes', vive en Suiza. Después de lo conocido en los computadores, ¿lo expulsaron?, ¿lo están investigando? En absoluto.

Y el profesor de la Universidad de Lausanne Johnson Bastidas, que escribe en Anncol, seguirá en su puesto haciendo análisis e impartiendo doctrina favorable a la guerrilla entre alumnos desprevenidos. Porque una persona que publica en Anncol de forma consciente, hace apología del terrorismo. Así de simple.

Anncol no es, como se empeñan en decir en Colombia y por fuera, una agencia de noticias que suele incluir notas de las Farc, pero no parte de ellas. Se equivocan. Anncol es un medio al servicio de las Farc. Ese tal Dick Emmanuelson, un sueco que firma con frecuencia en esa máquina propagandística, no es un periodista, es una correa de transmisión de los señores del monte.

Cuando a uno de nosotros nos mencionan en Anncol y nos tachan de paramilitares o de infiltrados de la CIA, no es un chiste cualquiera sino un señalamiento dirigido a una banda terrorista que pone bombas, siembra minas, secuestra, extorsiona, desplaza campesinos, recluta niños, asesina civiles, trafica con drogas, arrasa pueblos, viola mujeres, mata uniformados, destroza sueños.

En el pasado, la sede de Anncol estaba en otro santuario europeo, Suecia, y ahora continúan en esa nación otras entidades-fachada que utiliza la guerrilla para hacer propaganda. Permitir actividades seudopolíticas de los grupos terroristas no es nuevo allá. Tengo grabada una imagen que refleja la infinita prepotencia de los países más prósperos y civilizados, un defecto que les hace perder el norte.

Hace unas tres décadas, el entonces primer ministro sueco, Olof Palme, se paseaba por las calles de Estocolmo con una hucha pidiendo dinero para la Eta. Para él, millones de españoles, que repudiaban el terrorismo, eran unas bestias, y el puñado de terroristas, unos santos.

Esta semana juzgaban en Copenhague a los daneses que recaudaban fondos para las Farc, una excentricidad de gentes que no sufren la violencia y encuentran estupendo que maten a colombianos lejos de sus bonitas ciudades. No conozco la sentencia, pero seguro que los absuelven.

El mundo democrático debería castigar a quienes apoyan a organizaciones terroristas que son rechazadas por la población. Si el 99 por ciento de los colombianos está en contra de las Farc, el resto del planeta debería actuar acorde con ese sentimiento unánime.

NOTA. ¿Quién se traga el cuento de que Juan Efraín Mendoza, de Fensuagro, estaba secuestrado en el campamento de su amigo el 'Negro Antonio'? Más bien estaría recogiendo instrucciones e intercambiando estrategias con el 'Negro' y con 'Mariana Páez'. El sindicalismo colombiano debe seguir depurando de sus filas a los nostálgicos de la combinación de todas las formas de lucha.

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