viernes, 6 de marzo de 2009

Santos y Generales

Por Edmundo López Gómez

El Nuevo Siglo, Bogotá

Marzo 6 de 2009


Existen temas que hay que cogerlos con “pinza” por lo delicados que son, tanto más cuando están de por medio asuntos que tienen que ver con el orden público. 


Con tales cuidados, abordamos el relacionado con las declaraciones del ministro Santos sobre la “legítima defensa”, la cual se aplica tanto en frío como en caliente para perseguir el terrorismo: por medios diplomáticos cuando la temperatura del problema no ha subido en grados y en caliente, cuando el agente terrorista ha sido sorprendido en flagrancia, incluso en la vecindad. 


Fue esta última, la tesis justificativa que expuso Colombia en la OEA al referirse al abatimiento de Reyes, miembro del Secretario de las Farc, en el campamento que había construido en territorio de Ecuador con grave violación de la soberanía de este país, y desde donde, además, se cometían atentados contra la seguridad y la vida de los colombianos.


Las circunstancias que se vivieron el día del bombardeo, no permitieron utilizar tiempo político alguno para solicitar la cooperación del Ejército del país vecino, porque de haberlo hecho se habría escapado la peligrosa presa.


El abatimiento de terroristas no puede servir de pretexto para romper relaciones diplomáticas entre países democráticos que están vinculados con el mismo interés de no permitir combinación de todas las formas de lucha, del credo comunista, incluyendo los crímenes de lesa humanidad, pero no es del caso, para los fines de estos comentarios, debatir este aspecto del tema, acaso para deducir conductas tolerantes de los presidentes Correa y Chávez frente a ese procedimiento de estrategia extrema del marxismo-leninismo. 


Por ello retomamos el hilo para decir que la tesis expuesta por Colombia en organismos internacionales a propósito del bombardeo en caliente del cuartel de las Farc en Ecuador coincide con lo dicho por Santos en sus declaraciones y en las cuales revivió el principio de la legitima defensa, pero que -¡he aquí el gran pero!-, fueron hechas con inoportunidad manifiesta, cuando, por los canales diplomáticos, el presidente Uribe y el Ministro de Relaciones Exteriores, se aplicaban en reconstruir el tejido roto entre Colombia y los gobiernos de los dos países vecinos…


Me mereció aún mayor reparo, -por su tono de emplazamiento-, la carta de los mandos militares al Jefe del Estado, exigiéndole en forma pública la reunión extraordinaria del Consejo Superior de Defensa y Seguridad -coincidente con las declaraciones de Santos-, dándole pábulo, con esa actitud, a sectores de opinión para pensar que se ponían del lado del Ministro en su enfrentamiento con el Presidente de la República, en una especie de posicionamiento político preocupante…


Con todo el respeto que merecen los generales de varios soles que suscribieron o autorizaron el documento, debo decirles que se les fueron las luces. Con razón el presidente Uribe no les hizo caso.

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