domingo, 15 de marzo de 2009

Un negocio casi perfecto

Salud Hernández-Mora
El Tiempo, Bogotá

Marzo 15 de 2009

El señor Jaime Cedano, veterano burócrata del Partido Comunista Colombiano, logró que la alcaldía de Sevilla (España) le otorgara 81.378,80 euros (240 millones de pesos).

 

Se trata de una subvención para "El Fortalecimiento organizativo y productivo de 42 familias campesinas de la vereda Puerto Brasil, afectados por la violencia político y social". No indican ni municipio ni departamento, sólo que lo gestionará su ONG, Red Vivir.

 

El astuto señor Cedano no imaginó que el diario español El Mundo se fijaría en esa partida presupuestaria, pequeña para lo que gastan los municipios y, menos aún, que iríamos hasta la vereda para averiguar qué había detrás.

 

Cómo lo tendría de bien planeado que el Instituto Agustín Codazzi demoró tres días en dar con el caserío, que resultó estar en Herveo (Tolima), en los límites con Caldas. Y ni siquiera se llama Puerto Brasil, sino Brasil, aunque casi todo el mundo lo conoce con la primera denominación que corresponde a un estadero, ya cerrado, junto a la carretera principal, a donde subían los lugareños para vender sus productos.

 

Porque a la vereda hay que ir a pie o en bestia. Tres horas tardamos en bajar a pie la cordillera por una trocha y casi el mismo tiempo en subirla a caballo.

 

Al arribar, nos dijeron que hace años no ven forasteros. La guerra ahuyentó a los pocos que llegaban al caserío en los tiempos en que cobijaba a 42 familias; entonces sentían que su hermoso valle era una extensión del paraíso. Más tarde, el miedo a los fusiles terminó por expulsar a casi todos los vecinos. Hoy, tan sólo permanecen 21 almas invadidas por la nostalgia y la soledad. No siguieron a los demás, porque son demasiado pobres para iniciar otra vida fuera.

 

"¿Conocen Red Vivir y al señor Jaime Cedano?", pregunto a Evelio Ortiz, enlace de los habitantes de Brasil, donde nació, con la alcaldía de Herveo. El día anterior, el alcalde y el secretario de gobierno nos aseguraron que nadie les habló jamás del proyecto y que resulta imposible que una vereda reciba una subvención de ese tamaño sin que ellos se enteren. "No, no los conocemos. Los únicos que miran por nosotros, que vienen a visitarnos, es la alcaldía y el señor Orlando", responde Ortiz, y señala al responsable de coordinar los programas municipales con las veredas.

 

"¿Nadie vino a hablarles de una subvención española?", insisto, y le leo en qué consiste. No entiende el enunciado del proyecto, pone cara de estar oyendo mandarín, pero le queda grabada la cifra. "Esa plata se vería", señala. "Nos vendría muy bien, pero lo único español que llegó hasta acá es usted".

 

Hablamos en la única tienda que queda y que exhibe una oferta escuálida de productos. Doña Rubi Gálvez, su dueña, la abre para nosotros. Vive con su padre enfermo y su hijo, que estudia en otra vereda distante una hora. A ella también la asombran la cantidad y la existencia del supuesto programa del que nunca escuchó hablar. Si recibieran esos fondos, lo gastarían en carretera, en cultivos de maíz y fríjol, en mulas e incluso lo dividirían entre todos para irse de allá.

 

Durante varios lustros, el Eln y, sobre todo, las Farc, y por tres años los paramilitares, les robaron el bullicio, la paz, la familia. El año pasado, el Ejército diezmó el último frente que quedaba, el de 'Karina', que dominaba la zona. Pero el miedo a reductos subversivos, a las minas, a la soledad, así como el difícil acceso, mantienen aislado a Brasil.

 

Por eso, Cedano creyó que nadie se preocuparía por comprobar la veracidad de su proyecto y por eso sus amigos del Partido Comunista español, que son quienes reparten ese tipo de ayudas en la alcaldía de Sevilla, le hicieron el favor. ¿Qué pensaba hacer con la plata, quedársela?

 

NOTA. El ego de los magistrados de la Corte Suprema es de Guinness. Más de 40 votaciones para elegir presidente mientras los procesos languidecen. Debería darles pena.

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