El Mundo, Medellín
Claro que hay que ver quiénes son los que elaboran estas conjeturas. El primero en poner en duda la autoría de los eventos fue el izquierdista francés Thierry Meyssan, director de
También hay teóricos de la conspiración verdaderamente ‘experimentados’, como el profesor de Filosofía James Fetzer, quien tiempo atrás se dedicó a develar la conspiración en el asesinato de John F. Kennedy. Estos se oponen a cualquier explicación técnica sobre la caída de las torres y aducen que ello no pudo deberse al impacto de los aviones y el posterior incendio, sino a una demolición con explosivos.
Hay quienes van más allá y se atreven a decir que en las torres no impactaron aviones comerciales sino sus versiones militares (sin ventanas), lo que demostraría la conspiración, o, incluso, misiles modificados a los que se les añadieron alas y cola de avión. Para estas personas, los pasajeros fallecidos son listas ficticias, o ellos y sus familias son personas reclutadas por el Gobierno para fingir sus muertes y ahora se encuentran viviendo en otro sitio y bajo una nueva identidad.
Decir la última palabra sobre estas hipótesis es difícil. Cualquier espíritu curioso permanece en espera de una prueba inobjetable que demuestre que hay algo más que mera imaginación en esas ideas. Pero, hasta ahora, no hay una sola prueba creíble, todo se basa en la desconfianza patológica que algunos sienten hacia el sistema y el odio contra el ‘imperio yanqui’. Los hechos no son vistos con criterios técnicos sino bajo un enfoque político. Todos estos personajes —llenos de suspicacia y malicia— hacen parangones entre lo que se cree que sucedió con el Acorazado Maine, en
Por el contrario, expertos sin ningún vínculo oficial han logrado explicar convincentemente lo que todos vimos en directo. Las Torres Gemelas no eran invulnerables, ni mucho menos. ¿Por qué, entonces, hay quienes creen en estas fanfarronadas?
El día de mañana alguien dirá que las Farc no existen, que es un invento de la oligarquía, y no faltarán quienes así lo crean. La verdadera conspiración sobre el 11-S consiste en exonerar a los terroristas.
Lamentablemente, esto ha puesto de moda este tipo de teorías en todo el mundo: es tal la paranoia que ya hay un exitoso documental (The Obama Deception) en el que se asegura que el presidente negro de EE.UU. es un invento de la elite financiera para llevar a cabo sus nuevos planes. ¿Qué tal?
Los colombianos hemos cambiado, estamos cambiando, aunque tengamos fenómenos sociales no resueltos y rebrotes violentos en algunos lugares. Contra los pesimistas y las casandras del negativismo y la autoflagelación, los colombianos nos encontramos mejor que ayer, pero menos que mañana, si no nos equivocamos de agenda, de camino, de amigos y de defensores de la unidad y de la dignidad nacional, en el marco de una democracia, siempre en construcción.
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