Lionel Moreno Guerrero
El Nuevo Siglo, Bogotá
Enero 22 de 2010
Ante el gran desarrollo de la China ha ganado actualidad la hipótesis de que un sistema de gobierno autoritario, sea de izquierda o de derecha, es el mejor para salir del subdesarrollo. En estos casos los gobiernos no tienen, dicen los propugnadores de la teoría, que perder valioso tiempo en desgastantes procesos parlamentarios o en hacer debilitantes transacciones. El gobierno de Pinochet parecería confirmar esto pues fue durante esta dictadura cuando, imponiendo, sin permitir oposición, las doctrinas neoliberales de Milton Friedman (los “Chicago boys”) se inició el éxito económico de Chile, que aún perdura. Partido comunista gobernante, con un sistema económico de mercado (¿sin colectivización de los bienes de producción podrá llamarse comunista?) es la fórmula china que Vietnam trata de copiar y que Raúl Castro da tímidas señales de seguir. Sur Corea y Taiwán también despegaron económicamente bajo dictaduras. Chávez, por el contrario, lleva la economía venezolana al desastre tratando de cubanizarla paulatinamente.
La historia demuestra varias cosas a este respecto. Ante todo que un pueblo en la pobreza se resigna a vivir subyugado pero cuando sale de la miseria y alcanza cierto grado de desarrollo se sacude la dictadura: Chile (muchos no recuerdan que bajo Allende muchos chilenos pasaron hambre y que Pinochet fue recibido como un salvador), Sur Corea, Taiwán, la Unión Soviética. Cuando las masas obtuvieron un cierto nivel de vida, dejaron de existir en Occidente las monarquías absolutas. Algunos creen que China, donde la gran mayoría del pueblo está debajo de los niveles de pobreza a pesar de la riqueza aparente de Shangai y Beiying, va en esta dirección. Hay muchos ejemplos de democracia y subdesarrollo, pero no de dictadura y afluencia económica. Es cierto que bajo un régimen autoritario es más fácil hacer negocios, comenzando porque no hay sindicatos libres y la corrupción, mayor que en las democracias, facilita muchos trámites; tampoco hay tribunales independientes que sancionen los abusos de posición dominante o derechos de los consumidores. Pero, una vez satisfechas las necesidades básicas, la gente exige justicia y libertades, como la exigieron y obtuvieron chilenos, coreanos, taiwaneses y rusos. Por otro lado, las investigaciones demuestran que, careciendo del dogmatismo de los gobiernos autocráticos, las democracias son mucho menos propensas a desastres económicos (descensos del 10% en el PNB en un año) y, como puso de presente el premio Nobel indio Amartya Sen, nunca ha habido una gran hambruna en una democracia.
Corolario de lo anterior es que no puede haber democracia con un sistema económico que no sea de mercado, el derecho a la propiedad y el deseo de libre competencia son inherentes a la naturaleza humana. Como dijo el historiador alemán Hans Ulrich Wehler, “la democracia es la única forma de gobierno que permite la corrección pacífica de los errores”, confirmando la aseveración de Churchill de que “la democracia es la peor forma de gobierno, salvo todas las otras que se han ensayado”.
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