viernes, 15 de enero de 2010

Chávez juega con la economía

Editorial

El Colombiano, Medellín

Enero 15 de 2010

Tras su decisión del último fin de semana de devaluar el bolívar, el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, juega ahora con dos tipos de cambio para su moneda, que pasó de 2,15 a 2,60 bolívares por dólar, aplicable a productos de primera necesidad, al tiempo que creó un segundo tipo de cambio de 4,30 bolívares por dólar para la mayoría de actividades, entre ellas la petrolera.


Para que los venezolanos se ajusten a sus decisiones no duda en militarizar la economía, haciendo que sean los soldados los que ejerzan un control de precios, mientras amenaza a los comerciantes con cerrar sus negocios, como en efecto ha empezado a suceder.


Más allá de la decisión coyuntural para manejar el tipo de cambio, habría que preguntarse cuáles son las razones que motivan a Chávez para hacerlo, cuando es bien conocido que en 2009, la inflación en el vecino país llegó al 25,1 por ciento, el Producto Interno Bruto cayó en 2,9 por ciento, su déficit fiscal equivale al 6 por ciento del PIB y las reservas del Banco Central han venido bajando progresivamente.


En síntesis, los síntomas que expresa Venezuela son los de una economía en crisis.


Según analistas internacionales, la devaluación, paradójicamente, no va a afectar favorablemente el aparato productivo venezolano y tampoco su comercio de exportación. Las importaciones, en tanto, permanecerán sin mayor modificación, pero el gran beneficiado con esta medida va a ser el gobierno central a través del aumento de recursos, en bolívares, provenientes de las exportaciones de petróleo, que no sufren mayor cambio en su cuantía en dólares.


Con estos recursos, no está claro que el Gobierno lo que busque sea aliviar el déficit fiscal, sino aprovecharlos para aumentar el gasto público en un año electoral, de cara a las elecciones parlamentarias de septiembre, y cuando la imagen del Presidente Chávez se ha venido deteriorando en las últimas semanas a raíz del racionamiento energético y el desabastecimiento de productos de primera necesidad.


Ese mayor gasto público muy probablemente se manifieste en un aumento de la inflación que, según analistas, podría estar entre el 30 y el 40 por ciento al cierre de 2010, más que en un mayor abastecimiento de bienes de consumo que contribuyan a mejorar las condiciones de vida de la población. Así las cosas, lo que vemos es que la decisión sobre la tasa de cambio tiene una connotación más política y populista que económica, con un claro beneficio para Chávez, en cuanto a sus propósitos electorales. Pero en el plano económico, para el país, significa aplazar el necesario ajuste estructural que se ha negado a realizar.


La medida, en definitiva, ahondará la crisis que viene padeciendo la economía venezolana, no mejorará el bienestar de los venezolanos y, por el contrario, hará más atractiva la inversión extranjera en otros países latinoamericanos como Brasil, Chile, Perú y aun Colombia.


Nuestro país tiene que tener claro que, en estas condiciones, la economía venezolana es cada vez menos viable para los negocios y para la inversión. Por ende, Colombia tiene que continuar en su tarea de buscar nuevos mercados y concretar los acuerdos comerciales con otros países y regiones, donde las perspectivas son más promisorias.

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