Darío Ruiz Gómez
El Mundo, Medellín
Enero 18 de 2010
Lo que los teóricos de la llamada Revolución Bolivariana no esperaron nunca fue el hecho de que el tiempo no les diera plazo y hoy, ante los ojos del mundo tengan que admitir su terrible fracaso. Lo que no tuvieron en cuenta estos profetas criollos fue el hecho de haber olvidado la primera recomendación que al respecto hace Marx: leer en cada momento la historia para no repetir errores, para no caer de nuevo en fatales equivocaciones, para no repetir la historia ya no como tragedia sino como una simple y cruel parodia. Y un militante con ínfulas de caudillo como Chávez pretendió, rodeado de un grupo de mediocres intelectuales, convertirse en el líder de una revolución ya no proletaria sino bolivariana, algo difuso, equivoco y encima patriotero.
En once años de gobierno la devaluación ha llegado a 99.8% y la inflación actual es del 28%. Por la crisis energética la jornada laboral de los trabajadores oficiales se ha reducido en cuatro horas, el apagón se prolonga en todo el territorio venezolano durante horas en que no funcionan los ascensores ni las neveras, ni el aire acondicionado. En los supermercados los alimentos escasean mientras cerca de 38.000 cubanos infiltrados se encargan de la educación, de la salud, de la vigilancia a favor del régimen.
En diez años como recordaba Marco Aguinis el gran historiador y novelista argentino los Kirchner, otra ácida parodia de dictadores criollos y sus grupos de asalto han pretendido destruir la gran tradición humanística, legado de la verdadera cultura argentina como construcción de una civilidad, para sustituirlo por ese tipo de rufián bolivariano estilo Galeano y que en Colombia tiene nombres y proyectos que continúan trabajando en las sombras tal como sucede en Medellín. No olvidemos que en Venezuela un grupo de estos intelectuales está escribiendo un nuevo diccionario de la lengua donde ya no se dice española, sino bolivariana y donde han sido borrados los nombres de los representantes considerados como humanistas burgueses. ¿Por qué y cómo se ha venido abajo este proyecto político que parecía inamovible en su proceso violento hacia “una nueva sociedad”?
Los hechos cotidianos que desmienten la demagogia oficial se convierten en argumento contundente contra un régimen que exige sacrificio a los pobres mientras una minoría de fieles al presidente siguen disfrutando de la buena vida. No olvidemos que algunos grupos poderosos de empresarios han apoyado a Chávez y se han beneficiado del cierre de canales de TV, de emisoras, etc. Esta devaluación afecta de manera directa los intereses de ciertos grupos empresariales españoles, hoteleros, Repsol, que verán afectadas sus grandes ganancias.
“Cuba despegó mal” es el título del famoso estudio que René Dumont escribió para mostrar los graves errores cometido por los revolucionarios castristas, buenos para la lucha armada pero unos perfectos ignorantes en planificación, economía. Creer que la demagogia sustituye al conocimiento es lo que ha llevado a Cristina Kirchner a considerar a Argentina como su finca particular. Rafael Cadena el inmenso poeta ha dicho en el hermoso discurso de agradecimiento por el premio Juan Rulfo que es necesario defender como sea lo que queda de democracia, negarse a caer en las tentaciones de este bárbaro populismo que conduce, tal como lo sufren los venezolanos a lo peor. Este es nuestro reto, salvar la democracia, oponernos a las estrategias de los falsos mesías sociales.
P.D. Chávez ha dado marcha atrás en las cuatro horas de racionamiento eléctrico en Caracas, pero estas absurdas normas siguen vigentes para el resto de Venezuela.
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