Francisco Javier Saldarriaga
El Colombiano, Medellín
Enero 8 de 2010
El señor Chávez, con su talante pendenciero, ha querido bloquearnos comercialmente para la venta de nuestros productos en su territorio; en algunos renglones de la economía nos ha hecho un daño considerable y como consecuencia de esto, es muy posible que tengamos algunas empresas quebradas, otras cerradas o con un ritmo de trabajo disminuido al mínimo para subsistir sin generar utilidades y menguando su planta de personal, originando así un incremento en el índice de desempleo.
Esa forma de atacarnos no ha sido nueva dentro de las acciones de Chávez y muy posiblemente de algunos de sus antecesores que ante sus dificultades de gobernabilidad han acudido a estas artimañas para conseguir el apoyo del pueblo y así sortear sus bajos índices de aceptación. El cierre de fronteras, el bloqueo a nuestros productos, las dificultades para los pagos y todas esas medidas en contra de nuestros productos y nuestros nacionales, aunado a las corrientes xenofóbicas hacia nuestros coterráneos, son el resultado de una estrategia para provocarnos.
Esos no son episodios aislados, son las acciones de un plan y ese plan no se ha terminado, seguirá su desarrollo hasta un punto de no retorno.
Parte de ese plan son las Farc, que como punta de lanza están intentado retomar su iniciativa a pesar de los reveses militares que sufrieron en los años anteriores.
Esa fortaleza no viene de adentro, es propiciada por el apoyo irrestricto que tienen de gobiernos extranjeros, que pretenden imponer su ideología sobre las formas democráticas que nos han gobernado desde hace rato.
Nuestra democracia es imperfecta y eso lo sabemos, también conocemos nuestras debilidades sociales y somos conscientes de las falencias en la equidad, tomamos medidas para mejorar todo lo que tenemos inconcluso, aunque sea tímidamente nos acercamos a la justicia social que debe existir y ese es el trabajo lento pero orientado hacia el equilibrio social, en donde todos los miembros tengan las oportunidades necesarias y suficientes para desarrollarse como individuos.
Es la utopía, pero es el camino que decidimos y por ahora no es negociable.
En esta guerra soterrada, ya hemos ganado algunas batallas, comercialmente los productores de vehículos superaron el bloqueo, algunos confeccionistas han encontrado otros mercados, los productores de alimentos siguen en esa lid y así nos iremos diversificando para suspender esa dependencia insana y riesgosa.
Será muy grave para ellos cuando se cambie de gobierno y no tengan quién les suministre los productos de primera necesidad a los precios que están pagando.
Ese será el resultado de la guerra que nos declararon.
No hay comentarios:
Publicar un comentario