Adriana Gutiérrez Jaramillo
La Patria, Manizales
Enero 8 de 2010
Esa actitud de callar y no denunciar y sólo dedicarnos al rumor, no nos lleva a derrotar este mal que tanto daño nos esta haciendo.
Unos de los cien puntos del programa de gobierno ofrecido por el entonces candidato Álvaro Uribe, se refería a la lucha frontal contra la corrupción, lo cual nos motivó a muchos a dar el apoyo decidido que desde esa época le hemos brindado, sin embargo, este frente ha venido pasando a segundos lugares en los últimos años, pues se ha mantenido el énfasis primordial en la recuperación del orden público, prioridad claramente entendible, ya que ha sido no sólo la del Presidente sino la de la mayoría de los colombianos.
Creo que hoy, después de los avances logrados en la lucha contra la guerrilla y los paramilitares, sin pensar jamás que los hemos acabado y conscientes de que requerimos continuar con la política de seguridad democrática, el tema de la lucha contra la corrupción debe volverse a ubicar en los primeros lugares de la agenda pública, ya que las alarmas están prendidas por todas partes.
Colombia cayó en el índice de transparencia según la encuesta practicada por Transparencia Internacional, pasando del puesto 70 al puesto 75 entre 180 países que mide esta encuesta, y se raja en la calificación de 3,7; sobre 10 que reciben los países menos corruptos.
Se percibe un ambiente de corrupción campeante en nuestra sociedad, caemos en el error de creer que este mal sólo afecta al sector público, olvidando que la corrupción pública es posible si los empresarios privados la permiten, participando en la concreción del delito. Es bueno recordar que la crisis financiera mundial se dio en gran parte por actos de corrupción en el sector privado.
Se estima que la corrupción pública en Colombia le roba cuatro billones de pesos a la inversión que el estado hace generalmente en los más pobres, ¿ustedes alcanzan a imaginar lo que se puede lograr con 4 billones de pesos, en un país en donde el 42,6% de su población vive en situación de pobreza, es decir, más de 17 millones de colombianos, podría haber un delito más cruel hoy en Colombia?
Seguramente este fenómeno se mantiene e incluso viene creciendo en Colombia por la impunidad en la mayoría de los casos, hoy la Procuraduría, investiga a todos los gobernadores y a la mayoría de los alcaldes del país, hay más de 48.000 funcionarios públicos investigados, sin embargo no vemos con frecuencia castigos ejemplarizantes por este delito, lo cual conduce a que los corruptos se sientan con la confianza para seguir delinquiendo. Es realmente deplorable que la ética y la moral, no sean las premisas para que un ciudadano dé su voto por un candidato, y más deplorable aún es que la mayoría de los ciudadanos crean que no haya un solo funcionario público que pueda ser honrado, como también es deplorable que sea como una convicción que viene haciendo carrera, el considerar que, como aquel roba o cobra comisión, ¿yo por qué no lo puede hacer?, como si el otro lo hace, esto me convalidaría para hacerlo.
¿Acaso no somos conscientes de que cuando se da o se pide comisión en un contrato o compra pública le estamos quitando recursos a la educación, a la salud de miles de colombianos que hoy están privados de ellas? Vale la pena hacer un alto en el camino, y detenernos a pensar a quienes vamos a elegir. Como también debemos actuar no sólo con comentarios en comidillas de vecinos, sino denunciando con nombre propio a los que ofrecen o dan “mordida” para que los investiguen, pero esa actitud de callar y no denunciar y sólo dedicarnos al rumor, no nos lleva a derrotar este mal que tanto daño nos esta haciendo.
Para que nos demos una idea de lo que se puede hacer con 4 billones de pesos, es bueno saber que en el presupuesto del año 2010 en Colombia, lo que ese dedica a inversión en vivienda asciende a 1 billón de pesos, el sector agropecuario dispondrá de $1,1 billones, Acción Social $2,9 billones, la educación contará con $0,98 billones, el sector salud $6,6 billones; esta es la dimensión de lo que la corrupción le esta quitando a esos 17 millones de colombianos que viven en la pobreza.
Y para los que somos cristianos seamos concientes que robar sigue siendo pecado.
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