lunes, 4 de enero de 2010

Lleras Camargo: 20 años

Editorial

El Tiempo, Bogotá

Enero 4 de 2010

Hoy se cumplen veinte años del fallecimiento de uno de los colombianos más influyentes de la historia del siglo XX en Colombia: el dos veces presidente de la República Alberto Lleras Camargo. Este 2010, cuando las celebraciones del Bicentenario renovarán el interés público en el pasado colectivo, ofrece una excelente oportunidad para recuperar los legados políticos de líderes como Lleras Camargo, quien, como pocos, moldeó los caminos que la sociedad colombiana transitó durante el siglo pasado.

Sin universidad, autodidacta y precoz, Alberto Lleras es considerado un intelectual y humanista, más que un político. En palabras de Gabriel García Márquez, "era un gran escritor que fue dos veces Presidente de la República". Desde muy joven desplegó una carrera en el periodismo político que lo llevó a escribir recordadas columnas y editoriales en diferentes medios escritos, incluyendo El Espectador, el periódico bonaerense La Nación y EL TIEMPO, así como a fundar la revista Semana, en su primera etapa. También participó activamente en los debates intelectuales de una generación de escritores como Germán Arciniegas, Jorge Zalamea y León de Greiff.

Al igual que en el periodismo y en las letras, su camino por la política empezó temprano. Con menos de 30 años, formó parte de la camada de jóvenes líderes liberales a cargo de implementar las reformas de la Revolución en Marcha, de Alfonso López Pumarejo, y, a los 39 años, asumió por primera vez la primera magistratura ante la renuncia de éste. Después, a los 43 años, y como jefe del Liberalismo, Lleras Camargo lideró el movimiento ciudadano para derrocar la dictadura del general Rojas Pinilla. "Colombia", escribió el mandatario, "tiene bien tomado su partido: es antitotalitaria".

Tras más de diez años de violencia fratricida entre liberales y conservadores, Alberto Lleras inspiró la creación del Frente Nacional como fórmula consensual de regreso a la democracia y de fin de las atrocidades en nombre de los partidos políticos. Más allá de las lecturas modernas de las consecuencias, tanto positivas como negativas, de este pacto de élites, su conformación confirmó el compromiso de este líder con la unidad de la sociedad colombiana y del papel de las ideas liberales como freno institucional al poder concentrado. Como primer presidente de este experimento, Lleras Camargo tuvo en sus hombros la responsabilidad de guiar al país en su retorno a la democracia, a la civilidad y a la accidentada implementación de reformas económicas y sociales, que aún hoy siguen incompletas.

La diplomática es otra de las facetas de Alberto Lleras. Comprometido con el ideal panamericano, el político colombiano se convirtió en el primer Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA) y su prestigio alcanzó dimensiones hemisféricas. Asimismo, ayudó a que Colombia construyera alianzas que marcaron las últimas décadas de la política exterior.

Después de dos décadas de su muerte, el ideario político de Lleras Camargo no ha perdido vigencia. Su llamado a la solidez de las instituciones republicanas les habla a temores y preocupaciones del nuevo siglo: "Cualquier cosa que nos ocurra dentro de las reglas del juego es mejor que el juego sobresaltado sin otras reglas que la voluntad de uno solo". Aunque en este año del bicentenario muchos ojos estarán puestos sobre esos primeros años de vida republicana de la nación colombiana, en el trayecto de dos siglos nos ha acompañado la tensión entre los cambios violentos y las transiciones pacíficas. Momento propicio para recordar las palabras que Eduardo Santos, fundador de esta casa editorial, le escribiría al joven Lleras: "Las verdaderas revoluciones no son las que desatan ríos de sangre, sino las que cambian la mentalidad de las gentes".

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