jueves, 7 de enero de 2010

Operación Pedro Pan

Maria Clara Ospina

El Nuevo Siglo, Bogotá

Enero 7 de 2010


Para la mayoría de colombianos la Operación Pedro Pan no tiene ningún significado. Sin embargo, para los cubanos en el exilio este nombre está cargado de emociones y recuerdos.


Pedro Pan fue el nombre de la operación que sacó a miles de niños cubanos de la isla para evitar que estos cayeran en manos de las milicias castrenses y fueran arrancados de sus hogares para ser enviados a granjas colectivas, utilizados como peones en la cosecha azucarera y, adoctrinados en el comunismo.


Esto puede sonar absurdo hoy, pero en 1960 el peligro que estos niños corrían era una horrenda realidad. Rondaban por La Habana toda clase de rumores sobre medidas que Castro tomaba contra las familias que se opusieran a su nuevo régimen comunista. Se sabía que los niños serían separados de sus padres para ser enviados a campos de adoctrinamiento en la misma isla o en Rusia. De hecho, muchos niños y niñas adolecentes ya habían sido removidos de sus hogares y enviados a granjas agrícolas a trabajar en la zafra, sin tener en cuenta la oposición de los padres. Fue tal la zozobra que estos abusos causaron entre las familias enemigas del comunismo que, muchas de ellas, ayudadas por la Arquidiócesis de Miami y el gobierno de Estados Unidos, tomaron la decisión de separarse de sus hijos y enviarlos al exilio. Su único propósito era librarlos del comunismo. Fue así como más de 14 mil niños salieron de Cuba, sin sus padres, a quienes el gobierno de Castro no permitió partir, entre diciembre de 1960 y octubre de 1962. Fue este el mayor éxodo de menores que se ha dado en Occidente.


Los niños llegaron, en su mayoría, a Miami. Más de la mitad fueron acogidos por familiares, el resto, quedó bajo la responsabilidad de la Iglesia Católica, la cual los distribuyó entre familias católicas, en 32 Estados de la Unión. Pasarían muchos años antes de que algunos de ellos volvieran a ver a sus progenitores. Recordemos que para salir de Cuba, si se lograba obtener permiso del gobierno de Castro, había que dejarlo todo, absolutamente todo. Se salía de la isla con lo que se llevaba puesto.


Durante los años que viví en Miami conocí a varios de estos niños ya convertidos en adultos. Muchos de ellos de gran éxito, como el canta-autor Willi Chirino y el senador del Estado de la Florida, Mel Martínez. Oírlos relatar sus recuerdos causa admiración. Qué valor el de esos padres y esos niños quienes hoy cumplen 50 años de su éxodo. Es una conmovedora historia que nos hace recordar lo inhumano que fue y es el comunismo.

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