Editorial
El Mundo, Medellín
Enero 3 de 2009
Algunos críticos, no siempre bien intencionados, apoyan la tesis del supuesto debilitamiento de la política antiterrorista.
Contra las voces pesimistas de quienes han venido propalando la idea de que la Política de Seguridad Democrática está declinando, al tiempo que, supuestamente, la narcoguerrilla de las Farc estaría tomando un nuevo aire, nosotros manteníamos la esperanza de que, más temprano que tarde, las propias Fuerzas Militares, trabajando en estrecha colaboración con los organismos de inteligencia, se encargarían de desmentirlas con éxitos contundentes como el que hoy estamos celebrando, que constituye su mejor regalo de Año Nuevo para los colombianos.
Se trata de la Operación ‘Dinastía’ contra el bloque Oriental de las Farc, en los departamentos del Meta y Guaviare, que empezó hace cuatro meses con un meticuloso trabajo de inteligencia y se ha venido desarrollando con la mira puesta en la captura o baja de Jorge Briceño, alias ‘Mono Jojoy’, para lo cual se han ido rompiendo los anillos de seguridad que protegen a ese miembro del secretariado de las Farc, uno de los cuales estaba conformado por miembros del frente 27, uno de cuyos campamentos fue bombardeado hace varias semanas, cerca al rio Guejar. Allí, la Fuerza de Tarea Omega encontró valiosa información para llegar hasta otros dos campamentos del frente 43, ubicados entre los caños Cafre y Cabra, en jurisdicción de los municipios de Vistahermosa y Puerto Rico (Meta). A las ocho de la noche del 31 de diciembre, cuando la inmensa mayoría de los colombianos despedía el Año Viejo y saludaba el Nuevo Año, nuestros soldados de la FAC y de la Fuerza de Tarea Omega atacaron por aire y tierra los dos campamentos, acondicionados, según el comando Ejército, para albergar unos 200 hombres, consiguiendo dar de baja a 25, entre los cuales ya fueron plenamente identificados Eliseo Caicedo Garzón, alias ‘Mauricio Pitufo’ y Miller Ospina Correa, alias el ‘Abuelo’, jefe político y de finanzas de ese frente, respectivamente, Ambos con 18 años de trayectoria criminal en las Farc y reconocidos como hombres de confianza del ‘Mono Jojoy’. Aparte de los guerrilleros muertos, se logró la captura de otros trece y la rendición de dos más, según informó el ministro de Defensa, Gabriel Silva, para quien “este golpe demuestra que la Política de Seguridad Democrática sigue adelante, avanza y se consolida cada vez más… Los éxitos obtenidos confirman que a pesar de cobardes y esporádicos actos terroristas de esta organización, el Estado continúa dando severos golpes y desmantelando lo que queda de esta estructura terrorista”.
Algunos críticos, no siempre bien intencionados, apoyan la tesis del supuesto debilitamiento de la política antiterrorista y resaltan del otro lado un supuesto ‘renacer’ de la actividad narcoterrorista, comparando los resultados del 2009 con los del 2008, un año evidentemente excepcional en materia de golpes certeros contra las Farc, pues en ese período se registró la muerte de tres miembros del Secretariado, la captura o muerte de varios jefes de frente y se coronó la faena con la famosa ‘Operación Jaque’, mediante la cual se les arrebató a Íngrid Betancourt y a otros 14 secuestrados. Pero esos éxitos espectaculares no pueden demeritar los obtenidos el último año por las Fuerzas Armadas, ni el aparente incremento de acciones terroristas de las Farc pueden dar pie, dentro de un análisis serio, a suponer – como sugiere la revista Cambio – que con la elección de ‘Alfonso Cano’ como sucesor de ‘Marulanda’, y el lanzamiento posterior de su llamado ‘Plan Renacer’, que plantea la reactivación militar de las Farc …, esa guerrilla dizque “ha logrado frenar el desangre y la desarticulación a que venía siendo sometida”.
Eso no es verdad y las pruebas están al canto. Una, la comentada “Operación Dinastía”, y otra, la desarticulación a lo largo del año y el golpe de gracia de mediados de diciembre en San Roque, Antioquia, contra el tenebroso frente noveno, con la baja de alias ‘Danilo’, su comandante, y la muerte, captura o rendición de muchos de sus integrantes, en esta ocasión, y es bueno destacarlo, gracias a la valerosa y bien planificada operación conjunta entre la Policía Nacional y la Fuerza Aérea Colombiana. Con más de 20 años de militancia terrorista, ‘Danilo’ era el terror del campesinado en el suroriente y parte del nororiente antioqueños. Hacen parte del abultado prontuario de ‘Danilo’ y el frente noveno de las Farc, el asalto y destrucción parcial de las instalaciones de la cementera Río Claro; numerosos atracos, retenes ilegales e incendio de vehículos en la autopista Medellín-Bogotá; reclutamiento de menores, ataques a los municipios de Granada, Cocorná, San Luis y San Carlos; asesinatos y destierro de campesinos en El Peñol, San Roque, San Rafael y San Carlos; extorsiones, secuestros de finqueros, tráfico de estupefacientes, actos terroristas contra hidroeléctricas de Jaguas y Punchiná.
Esa rotunda victoria de las Fuerzas Armadas y, por ende, de la política de Seguridad Democrática pasó inexplicablemente desapercibida para los grandes medios capitalinos, tan propensos a regalar éxitos militares que no ha tenido el enemigo o a anotarle como tales lo que son simples actos de terrorismo, que puede cometer un individuo o un pequeño grupo de milicianos, a mansalva y sobre seguro, como el secuestro y posterior asesinato del gobernador del Caquetá o el ataque de la media noche del 31 de diciembre, en zona rural de Algeciras, Huila, contra un grupo de campesinos que departía en una tienda.
Actos cobardes de terrorismo que no implican fortaleza alguna de carácter militar, en contraste con operaciones de las Fuerzas Armadas de Colombia, como las que hemos comentado, que sí disminuyen en forma sustancial la capacidad de daño del enemigo y constituyen golpes certeros a sus estructuras criminales.
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