sábado, 16 de enero de 2010

Ruta del Sol, buen arranque 2010

Editorial

El Mundo, medellín

Enero 16 de 2010

¡Ojalá prime la bonhomía y la sensatez en el sano debate sobre el tema entre dos buenos ministros!

En materia de grandes carreteras para la competitividad y el progreso del país, el 2010 arranca con una buena noticia: El Gobierno Nacional, a través Instituto Nacional de Concesiones, Inco, del Ministerio de Transporte, suscribió el jueves con consorcios privados los contratos de concesión de los Sectores 1 y 2 de la Ruta del Sol, una vía de excelentes especificaciones que unirá al centro del país con la Costa Atlántica y que, según ponderación de expertos, es el proyecto de infraestructura más ambicioso en la historia vial del país y uno de los más importantes en América Latina, cuyo costo total estimado es de 5,7 billones de pesos.

La importancia de la Ruta del Sol se mide no solamente por el hecho de que a la vuelta de seis años, que es cuando se espera que esté en plena operación, los colombianos podremos viajar entre Bogotá y Santa Marta en sólo diez horas en automóvil, sino porque a lo largo de sus 1.070 kilómetros la supercarretera tendrá una incidencia directa en el progreso y la movilidad de las gentes de 39 municipios de ocho departamentos – que juntos constituyen el 23.3% del PIB nacional -, aparte de que recibirá el tráfico vehicular de grandes zonas urbanas y productivas del país como Medellín, Cali, Barranquilla, Cartagena y Bucaramanga, a través de vías de interconexión muchas de las cuales ya están concesionadas.

Hay varios motivos para ser optimistas acerca del buen suceso del macroproyecto y de que, pese a los tropiezos normales en el desarrollo de una obra de tal envergadura, el país podrá beneficiarse de ella en los plazos estipulados y con la calidad demandada. Uno es que en su estructuración trabajaron con mucha seriedad, durante año y medio, expertos de los ministerios de Transporte, Hacienda y Crédito Público, Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, el Departamento Nacional de Planeación, el Invías y el Inco, con la valiosa asesoría y apoyo de la Corporación Financiera Internacional, IFC (por su sigla en inglés) del Grupo Banco Mundial. Otro motivo es que el sector financiero, que había sido reacio a comprometerse directamente en esta clase de proyectos de infraestructura, por primera vez hace parte de los consorcios constructores, conformados, además, por firmas de reconocida solvencia económica y profesional. Es el caso, por ejemplo, de Estudios y Proyectos del Sol S.A., una empresa de Corficolombiana, del banquero Luis Carlos Sarmiento, socia del consorcio adjudicatario del Sector 2, la Sociedad Futura Concesionaria Ruta del Sol S.A., de la cual también hacen parte la Constructora Norberto Odebrecht, del Brasil, y CSS Constructores S.A., de Colombia. El grupo empresarial adjudicatario del Sector 1 es el Consorcio Vial Helios, conformado por los Grupos Solarte y Conconcreto, de Colombia y la firma argentina IECSA S.A. El sector 1 comprende un corredor nuevo, en doble calzada, de 78 kilómetros, entre Villeta y el Korán, en Cundinamarca, en la salida del valle del Magdalena, cuya construcción tomará cuatro años. El sector 2 comprende la rehabilitación y mejoramiento de 528 kilómetros de vía existente y ampliación a doble calzada entre Puerto Salgar y San Roque, a realizarse en cinco años, así como la operación y mantenimiento por un plazo máximo de 25 años. El Inco y la IFC trabajan en la estructuración del tercero y último tramo, hasta Santa Marta, cuya licitación estaría lista en un mes y su adjudicación se haría en junio próximo.

El ministro Andrés Uriel Gallego habla muy efusivo de este gran proyecto y de todo lo que puede mostrar el Gobierno en materia de dobles calzadas para la competitividad, un frente en el que, a decir verdad, sus notas sobresalientes compensan en parte el varapalo recibido, especialmente por los graves problemas y retrasos del llamado Plan 2.500 y los tropiezos en la implementación del famoso Runt. Las cifras hablan por sí solas: en 2002 teníamos apenas 68 kilómetros de carreteras en doble calzada; entre 2002 y 2009 se han puesto en operación otros 697,5 km; a la fecha contamos con 765,4 km, y el ministro Gallego promete que a mediados del año tendremos cerca de mil kilómetros de doble calzada en pleno funcionamiento. Claro que nos falta mucho, pues, según se dice, para competir con países como Chile en infraestructura vial tendríamos que cuadruplicar los esfuerzos, pero principio tienen las cosas y vamos por buen camino.

Como también es propio del subdesarrollo que no falte “un mosco en la leche”, el ministro Andrés Uriel anda justamente indignado por los exagerados incrementos en el precio del asfalto, un insumo fundamental que aquí provee, exclusivamente, Ecopetrol, y que ya ha sufrido este año un alza del 10% y se anuncia que el incremento escalonado a lo largo del año será del 37%. “Protesto, como lo han hecho diversos sectores, por el incremento en el precio del asfalto, que me parece abusivo”, se quejó el ministro. Nosotros lo respaldamos en su protesta y le damos la razón en su polémica con su colega de Minas y con el presidente de Ecopetrol, pues esa alza, convertida en utilidades para Ecopetrol, la terminamos pagando los usuarios de las vías.

Aquí, como sugiere el viceministro y director encargado del Inco, Gabriel García, hay que analizar qué le cuesta más al país, si tener un mecanismo de cobertura sobre el precio del asfalto o tener que pagárselo en el futuro a los contratistas, vía ajuste de precios o reclamaciones. Otra solución sería comprar asfalto en Venezuela, donde es más barato y de mejor calidad que el de Ecopetrol, lo que, de paso, nos serviría para ir regularizando las relaciones comerciales con ese país porque Chávez, así no nos quiera, estaría encantado de tener tan buen cliente para un subproducto de su gran activo, el petróleo. ¡Ojalá prime la bonhomía y la sensatez en el sano debate sobre el tema entre dos buenos ministros!

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