lunes, 16 de marzo de 2009

La dosis personal

Por Samuel Arango M.

El  Colombiano, Medellín 

Marzo 16 del 2009

En la puerta de colegio el vendedor grita entusiasmado: ¡Mariguana, dosis personal baratica! ¡Lleve la suya! Por otro lado, un empresario innovador lanza al mercado su maravilloso producto de dosis personal. Un paquete que está barato y que no lo lleva a la cárcel. Marirroja o Cocapoca. Lo anuncia cada tres minutos en la televisión. Además, patrocinará un equipo local de fútbol. Gran auge del negocio de la dosis personal. Hasta tal punto es el negocio, que el departamento quiere montar su fábrica de dosis personal y niega las licencias para los particulares. Con esas dosis vamos a promover la educación y los valores, dice el mandatario regional.

Total, que la legalización de la dosis personal de droga lleva a desarrollar la industria, a generar empleos, a desmitificar la droga.

Nadie piensa aún en qué van a hacer con los drogadictos que se multiplicarán por miles. Niños, jóvenes y adultos embrutecidos, que vagan por las calles buscando su pucho o su polvito. Miradas vidriosas, perdidas, sin futuro, sin sueños, sin ideales. Escondidos cuando logran juntar varias dosis personales y "viajar". La violencia aumentará a niveles insospechados. Como los victimarios estaban drogados y la droga está permitida, pues hay que soltarlos. Poco a poco, la dosis personal irá socavando la sociedad. No habrá ya quien estudie, menos quien trabaje. Todos dedicados a vender, a consumir, a aguantar la droga. No importa, no vale la pena, es dosis personal.

Las promociones son cada vez más agresivas. Incluso regalan en la calle las dosis personales, en las esquinas, en las entradas a los colegios, en las discotecas, en la entrada a la misa dominical. Luego, ya usted será adicto y se verá obligado a comprarla. Esa es le idea.

Quienes creían que la legalización sería la respuesta ahora no encontrarán qué hacer con una sociedad adormecida, acabada. Jóvenes tirados en las calles babeando su dosis personal. Nunca los cogen porque no llevan más de lo permitido. Pero consumen aquí, consumen allá. Las familias se deshacen en dosis personales. Los valores ahora se esfuman en medio de la humareda de los puchos. Sexo indiscriminado, sin culpa, por la dosis. Muchos llegan a ricos, la mayoría llega a brutos. El país será tomado por los que no consumen para poder mandar. El vivo vivirá del bobo.

La droga personal será un gran negocio, y como no vale casi nada, ya no habrá mafias. Serán caballeros de industria. Se soluciona el problema. La droga no será cara y por lo tanto, ya no habrá tentaciones para caer en el narcotráfico.

Michael  Phelps, el mejor nadador de la historia (con 14 oros olímpicos), está en serios problemas después de haber sido sorprendido inhalando marihuana. La entidad que regula la natación en EE. UU. le prohibió competir durante tres meses por "decepcionar a sus seguidores". Sus contratos publicitarios se han disminuido un 50 por ciento.

Deja que aspiren mis hijos, sus dolorosas esencias... Oh dosis inmarcesible, oh júbilo inmoral, en surcos de amapolas, el mal germina ya.

 

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