domingo, 15 de marzo de 2009

La puja por la presidencia de la Corte Suprema

Editorial

Vanguardia Liberal, Bucaramanga

Marzo 14 de 2009

 La prensa ha informado a lo largo de las últimas semanas sobre algo que por su desarrollo y entretelones es más digno de los lugares donde mora la frivolidad que de los sobrios y severos recintos donde se administra Justicia: los repetidos y fracasados intentos que se han hecho para elegir a los dignatarios de la Corte Suprema de Justicia, pese a que cual cardenales, los magistrados se reúnen una y otra vez y reiterativamente votan para escoger su presidente y vicepresidente; pero ninguno de los candidatos logra obtener a su favor el número mínimo de votos que las normas exigen. Y en esas llevan ya dos meses.

¿Acaso qué funciones tan importantes tiene sobre sus hombros el presidente de la Corte Suprema? Muy pocas. Tal  dignidad absorbe mucho tiempo y son escasas las decisiones de fondo que debe tomar quien desempeñe tal distinción pues solo es el vocero de la Corporación ante las otras Ramas del Poder Público y la ciudadanía, lo que le exige asistir a las reuniones sociales y actos académicos en que ella deba estar presente y dar declaraciones a los medios de comunicación. Así, es un cargo de figuración y de corta duración como que el período es de solo un año.

¿Cuál es entonces la razón de fondo que ha complicado la elección de dignatarios de la Corte? La telaraña de intereses que se han ido tejiendo en el seno de la Corporación y la fascinación que por el oropel siente más de un magistrado. Por eso lo ocurrido desdice de la Corte y lesiona el consenso y concordia que para tantos asuntos debe reinar entre quienes desempeñan el cargo de magistrados.

Estas pujas son nuevas, han aflorado solo en los últimos años. Antes, los magistrados sin dificultad designaban a los dignatarios de la Corte y los ungidos aceptaban tales distinciones más por cumplir con un deber íncito a la magistratura que por otra razón. Pero hoy el escoger presidente de la Corte es parte del botín al que se hace el grupo que más influencia logre en el seno de las reuniones de la Sala Plena y por eso hay campaña electoral y no sería de extrañar que comience a saberse de maniobras y ofertas en desarrollo de la competencia para lograr los votos necesarios.

¿Y qué puede ofrecer un candidato a presidente de la Corte? A primera vista nada. Pero si se hila delgado, en los salones donde se deciden cosas relacionadas con el poder, hay influencias y varios etcéteras y eso hace atractiva tal dignidad.

Deja que desear lo ocurrido en la Corte pues no solamente pone en tela de juicio la seriedad, sabiduría y bajo perfil que debe tener todo buen juez, sino que hace que la Corte baje del lugar que le corresponde y pase a ser protagonista del periodismo frívolo, espacio en el que nunca ha debido estar.

No hay comentarios: