domingo, 15 de marzo de 2009

Cinco años en el infierno

Por Jorge Ramos

El País, Cali

Marzo 15 de 2009

Lo que pasó en la selva no se quedó en la selva. Los tres norteamericanos que estuvieron secuestrados durante más de cinco años por los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc, se lo están contando a quien quiera escuchar. 

Y yo los escuché -en español (con un marcado acento)- con motivo de la publicación de su libro ‘Out of captivity’ (Fuera de cautiverio). 

Thomas Howes, Marc Gonsalves y Keith Stansell me contaron en una entrevista cómo sus 1.967 días en el infierno verde de la selva colombiana estuvieron marcados por encadenamientos, amenazas constantes, trabajos forzados, huidas del Ejército en medio de la noche, enfermedades y la desesperanza de no ver el sol por lo tupido de las ramas de los árboles. 

"Si las Farc querían matarme, confesó Howes, no era una cosa tan desagradable dentro de tanto sufrimiento". 

El 13 de febrero del 2003 todo comenzó mal. La avioneta en que viajaban los tres norteamericanos, junto con otras dos personas, se quedó de pronto en silencio. 

"Lo que pasó en la avioneta fue un fallo del motor", recordó Stansell y cayeron en una zona controlada por los guerrilleros. Las otras dos personas que viajaban en la avioneta -un norteamericano y un colombiano- fueron asesinados. 
 "Tom Janis y el sargento (Alcides) Cruz intentaron escapar después del accidente", explicó Howes y los guerrilleros los ejecutaron. 

Gonsalves, quien en cautiverio fue obligado a utilizar un uniforme rebelde que decía ‘Hecho en Venezuela’, no entiende por qué el presidente venezolano Hugo Chávez rehusa llamar terroristas a las Farc. 

"Cuando miro a un presidente de un país diciendo una cosa así, declaró Gonsalves, yo creo que él está mostrando al mundo su ignorancia". 

Stansell coincide, enseñando las cicatrices causadas en su cuello por las cadenas que le ponían los guerrilleros para que no escapara. 

"¿No son terroristas los que hacen cosas así?", se preguntó. "Los que mantienen un bebito en cautiverio, que tiene el brazo partido, drogado, durante meses y meses, son terroristas". 

Stansell se refiere a Emmanuel -el bebé de la rehén Clara Rojas-, a quien le rompieron un brazo al nacer por cesárea en medio de la selva. "Las condiciones en que ella estaba dando a luz eran infrahumanas". 

Y no sólo eso. Luego de pasar un tiempo con su madre, Emmanuel fue arrebatado de sus brazos y entregado por los guerrilleros a una familia de campesinos. 

"Primero perdió su libertad, después perdió su bebé", contó Stansell. "Yo no sé cómo aguanta una mujer esto". 

Stansell, Howes y Gonsalves están de acuerdo en sus críticas a los brutales métodos de las Farc. Pero no coinciden en sus opiniones respecto a Íngrid Betancourt, la ex candidata presidencial que estuvo secuestrada casi siete años y con quien compartieron parte de su cautiverio. 

"Es una mujer engreída", dijo Howes. "Mi significado de un político o una política es que sea un servidor público; yo no vi eso en ella". 

"Íngrid es una persona muy arrogante", añadió Stansell, "es muy difícil convivir con ella... Hay veces que la verdad duele y eso es". 

Sin embargo, Gonsalves -con quien Íngrid tuvo una relación más estrecha (aunque no íntima)- tiene una opinión totalmente distinta a la de sus compañeros. 

"No teníamos permitido hablar, ¿cómo podíamos ser pareja?", se preguntó Gonsalves respecto a Íngrid. "Estuvimos escribiéndonos cartas en secreto. Ella es una buena amiga mía. A ella la quiero mucho. Para mí es una buena persona". 

El rescate de la selva en una atrevida operación del Ejército colombiano el 2 de julio del 2008 los tomó a los tres por sorpresa. 

"Lo que más recuerdo del rescate es cuando la gente gritaba: ¡somos el Ejército!”, siguió Gonsalves. "Yo no les creí. Yo pensé que era imposible... Luego entendí bien que nuestro sueño fue cumplido, que por fin éramos libres. Fue como ganar la lotería". 

Pero la lotería no fue para siempre. "Es triste", reconoció Howes, "pero mi matrimonio no sobrevivió al cautiverio. Estoy en la mitad de un divorcio en este momento. Esa es la parte negativa de mi vida. Pero el resto es increíble". 

Gonsalves tiene una historia similar. "Yo también estoy en el proceso de divorcio", lamentó. "Lastimosamente, ahora estoy soltero. Mi vida de antes ya no existe. Ahora estoy empezando una nueva. Pero estoy feliz por tener la oportunidad de vivir libre otra vez". 

El único de los tres que mantiene una vida emocional más balanceada es Stansell. Él tuvo una relación con una azafata colombiana, quien quedó embarazada poco antes de que fuera secuestrado. Y ahora ambos son los padres de dos niños, gemelos, de 6 años de edad. 

"Mi vida es lo mejor que yo he imaginado", exclamó Stansell para terminar. "La vida es un regalo". 

 

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