viernes, 13 de marzo de 2009

Los votos cautivos de Piedad

Por Diego Martínez Ll. 

El País, Cali

Marzo 13 de 2009

Las últimas encuestas muestran que hay una creciente gratitud de los colombianos con Piedad Córdoba, por su mediación en las liberaciones de secuestrados. 

Me sumo a ese noble sentimiento. Es más, voy a proponer que erijan una estatua de la senadora en el centro de Bogotá, al lado de la de Simón Bolívar. Así quedarán para la posteridad, codo a codo, el Libertador y la libertadora. 

Lo que no creo es que el precio que los colombianos debamos pagarle a Piedad por sus servicios sea la Presidencia de la República. Que, no lo duden, es lo que ella y sus socios políticos pretenden.
 

A los despistados que todavía creen que la labor de Piedad es ‘humanitaria’, les informo que la candidatura de la congresista, aunque silenciosa, va a toda marcha. Y entre sus principales promotores están, por supuesto, los directos beneficiados con sus ‘gestos humanitarios’. Como Sigifredo López. Lo cual, por el lado de nuestro ex diputado, es absolutamente entendible, pues él siente que es poca cosa todo lo que haga en favor de la persona que lo liberó del calvario que estaba viviendo. 

Pero, por fortuna, yo no he estado secuestrado, ni física ni mentalmente, y por lo tanto no me toca estar agradecido con esa política oportunista. Lo cual me da la libertad para decir que me parece aberrante que una candidatura presidencial se construya con el voto cautivo de los secuestrados y sus familias. Que es lo que está haciendo Piedad. Y le está dando resultados. Gracias a sus ‘gestos humanitarios’, ha logrado rebajar sustancialmente su imagen negativa, que era tan alta como la de las Farc y la de Chávez. Y de acuerdo con la última encuesta de Gallup, si el candidato liberal a la Presidencia se eligiera mediante una consulta, la senadora antioqueña obtendría sobrada esa nominación. 

Lo único que ha hecho misiá Piedad para lograr esos avances es, además de sus gestos humanitarios, dejar de dar la papaya que dio en el pasado. Se nota que ha contratado a uno de esos constructores de imágenes que le ha aconsejado no volverse a fotografiar abrazada a miembros de la organización más odiada por los colombianos, viajar menos a Caracas, o por lo menos no dejarse ver tanto por la capital venezolana, y guardar en el clóset los turbantes rojo-chavistas. Esa actitud más moderada, sumada a sus ‘gestos humanitarios’, ha logrado el milagro de que menos gente la odie. 

Pero me temo que la senadora y quienes la secundan en sus planes políticos subestiman a los colombianos. Estoy convencido de que su imagen, que tanto ha subido por cuenta de su labor ‘humanitaria’, volverá a desplomarse cuando destape sus aspiraciones políticas y la gente se dé cuenta de que toda la parafernalia de las liberaciones tenía de todo menos de humanitaria. 

Si ello no ocurre y Piedad sigue cautivando votantes a punta de liberaciones, terminará por convertirse en la mejor jefe de campaña de Álvaro Uribe, pues, ante la perspectiva de que semejante personaje llegue al poder, tanto quienes defienden una nueva reelección del Presidente como quienes nos hemos opuesto a esa posibilidad saldremos a rogarle que se postule. 

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