viernes, 13 de marzo de 2009

Una decisión audaz

Editorial

El País, Cali

Marzo 12 de 2009

En una decisión tan sorpresiva como inédita, en los intentos por buscar salidas a la violencia, el Gobierno Nacional se apresta a excarcelar a dos miembros de las Farc desmovilizados, designándolos como promotores de paz. Conocidos su peligrosidad y su largo prontuario de violaciones a los derechos humanos, es de esperar que su libertad se convierta en aporte para la pacificación del país, con lo cual se responderán las inquietudes que despierta la controversial decisión. 

Elda Neyis Mosquera, alias Karina, fue durante años el azote del Eje Cafetero. El país tiene en la memoria la toma y destrucción que realizó de la cabecera de Nariño, municipio del sur de Antioquia, entre el 31 de julio y el 1 de agosto de 1999. Allí secuestró a ocho policías y asesinó a su comandante en la plaza principal. Después, asediada y acorralada por la Fuerza Pública, se entregó el 17 de mayo del 2008, aceptando los ofrecimientos del Gobierno Nacional. 

Raúl Agudelo, conocido como ‘Olivo Saldaña’ y tristemente célebre por sus crímenes de lesa humanidad, sus secuestros y los delitos de todo orden cometidos en su larga carrera como guerrillero de las Farc es el otro beneficiado con la excarcelación. Desmovilizado en el 2004, en medio de un espectáculo que dejó muchas dudas, se ha dedicado a promover en las cárceles, apoyado por la Fundación Manos Por la Paz, un movimiento entre sus colegas presos, quienes en número superior a los 1.100 han expresado su deseo de alejarse de los grupos armados y de entregar la información que lleve a esclarecer los crímenes de los cuales fueron partícipes. 

Qué busca el Gobierno Nacional con esta acción es la pregunta que se hacen muchos colombianos. Existen sectores que hablan de la impunidad que cubrirá a los dos personajes, afirmando que primero deben responder ante la Justicia por su tenebroso historial. Y no falta quien interprete el audaz gesto como un golpe a la moral de la Fuerza Pública, muchos de cuyos integrantes entregaron su vida y su integridad para detener la violencia tanto de ‘Karina’ como de ‘Saldaña’. 

El Gobierno dice que no abrió la puerta a la impunidad y que no se repetirá lo acontecido con ‘Rodrigo Granda’, cabecilla de las Farc que aprovechó idéntico gesto para retornar a la violencia. Al disponer de los mecanismos de la Ley de Justicia y Paz, explica que trata de cumplir la palabra ofrecida para lograr su entrega. Y expresa que ambos se han comprometido a promover la desmovilización de los que continúan en la guerrilla. Son, pues, propósitos similares a los aplicados en la desarticulación del paramilitarismo. 

Como todas aquellas decisiones que pretenden acabar con la violencia con métodos incruentos, la excarcelación de ‘Karina’ y ‘Saldaña’ debe mirarse con la óptica de si con ella se logrará un resultado mayor al sacrificio que está realizando el país al aceptarla. Es decir, si permitirá reducir la violencia, el terrorismo contra la Nación y la pérdida de vidas humanas. Si eso se logra, la decisión podrá ser celebrada como un aporte a la paz. De lo contrario, puede convertirse en un craso error que afectará la credibilidad en los procesos de desmovilización

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