martes, 10 de marzo de 2009

Vientos fríos

Por Juan Camilo Restrepo

La Patria, Manizales

Marzo 9 de 2009

Debemos mirar hacia nuestro propio mercado y a la reactivación de nuestra desfalleciente demanda interna. Esta es la clave para amortiguar en Colombia los efectos devastadores que están teniendo los desarreglos de la economía internacional. 

Hace pocos días estuve en el Ecuador y pude escucharle un largo discurso al presidente Correa. Allí expuso una delirante tesis que pinta de cuerpo entero la alta ideologización que se vive en aquel país. 
Según Correa, habría unos tramos de la deuda externa contraída por el Ecuador con la banca internacional que su gobierno se dispone a repudiar. No porque hubieran sido empréstitos ilegalmente contratados. Sino porque serían “ilegítimos” por la curiosa razón de haberse aplicado a finalidades que -a juicio del actual gobierno- no eran “prioritarias” para el desarrollo del Ecuador. 

Es decir: según esta curiosa tesis basta que un gobierno juzgue a posteriori que los empréstitos externos debidamente contratados no se dedicaron a financiar lo que ahora se juzga prioritario (por ejemplo, que se dedicaron a vías en vez de escuelas), para que eso sea título jurídico suficiente que permite rechazar el pago de tales obligaciones internacionales. 

Sumémosle a lo anterior una tambaleante dolarización; el derrumbe de los precios del petróleo y de las remesas que caerán este año el 24%; las medidas proteccionistas al comercio internacional que ya se adoptaron y que afectan a muchos países, incluido Colombia; y un ánimo camorrista permanente contra la inversión extranjera y contra socios tan importantes como Brasil. Es evidente que la economía del vecino del sur va en vía de enfrentar un aislacionismo creciente y graves desequilibrios internos. 

El panorama no es mejor cuando se mira hacia Venezuela. Con la inflación más alta de la región (30%), y un alza anualizada en los precios de alimentos que roza ya el 40%, el panorama económico venezolano en vez de mejorar tiende a agravarse. Las medidas de esta semana consistentes en nacionalizar los molinos de arroz porque al régimen de Chávez le pareció que estaban guardando indebidamente la cosecha arrocera, son un vivo testimonio de la estatización creciente y de las arbitrariedades gubernamentales que siguen sofocando el mercado venezolano. 

Y por último: la semana pasada se conoció el documento que envió la administración Obama al congreso de su país anunciando que le darían prioridad a la ratificación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Panamá. Al paso que el nuestro y el de Corea del Sur quedan postergados para las calendas griegas. 
Una impresión similar se llevó nuestro Canciller en reciente visita a Washington. Según declaraciones que dio a la radio le había quedado en claro, dijo, que en estos momentos los Estados Unidos tienen la cabeza en otra parte. El TLC con Colombia no es, definitivamente, una prioridad. Y resulta más prudente no presionar demasiado su ratificación. 

Estados Unidos, Venezuela y Ecuador son nuestros principales socios comerciales. La crisis mundial de una parte, y las dificultades profundas que cada uno de ellos vive en este momento, indican que el motor reactivador de la economía colombiana no vendrá de la demanda externa. 

Así las cosas, debemos mirar fundamentalmente hacia nuestro propio mercado y a la reactivación de nuestra desfalleciente demanda interna. Esta es la clave para amortiguar en Colombia los efectos devastadores que están teniendo los desarreglos de la economía internacional. 

Temas como el control estricto de la inflación. Y, ante todo, lo que se pueda hacer para moderar la preocupante tendencia que viene mostrando el desempleo (sobre la cual el gobierno no parece haberse pellizcado suficientemente) se convierten en estrategias fundamentales para que el país contrarreste -así sea parcialmente- los efectos de la crisis internacional cuyos vientos fríos ya llegaron a nuestras costas. 

2 comentarios:

roger vallejo dijo...

LA FEDERACIÒN DE CAFETEROS deberìa nombrar en la gerencia al ilustre economista JUAN CAMILO RESTREPO SALAZAR. Es un ser humano integral, comprometido desde siempre con el paìs, estudioso permanente de la economìa patria, como del entorno mundial; experto en los temas de La Hacienda Pùblica. Considero que el Dr Juan Camilo Restrepo Salazar es otro de los Estadistas grandes que tiene Colombia. Es interesante nunca olvidar que el Dr Juan Camilo en sus conferencias, como en sus columnas de opiniòn en la prensa nacional, siempre sobresale con su especial caracterìstica de las elegantes maneras, asì estè en oposiciòn a determinadas posiciones o decisiones. Su marcado sentimiento social lo hace lejano de polìticas econòmicas que aùpen mas concentraiòn del ingreso, como letales efectos de crecimiento en las tasas de desempleo. Todo un Magister. Un hombre que construye paz y armonìa, amigo de las sumas y de las multiplicaciones, nunca de las restas, las divisiones y de los ceros a la izquierda. Todos los comitès de cafeteros de Colombia se la deberìan "jugar" con el nombre de Juan Camilo Restrepo Salazar a la gerencia nacional. Considero que el bienestar de 500.000 familias colombianas que dependen del cafè, como la economìa nacional que se nutre de importantes recursos de cambio exterior que la dinamizan en todos los sectores, merecen tener como su timonel a un ser humano que ha demostrado cariño por el paìs y alta vocaciòn de servir a la construcciòn de la paz social. La coyuntura es preciosa, opotuna; no la puede dilapidar el gremio de los glòbulos rojos de la economìa. El pragmatismo se impone.

ROGELIO VALLEJO OBANDO
Economista Universidad Externado de Colombia
Asesor consultor proyectos educativos para el ejercicio de Ciudadanìa.

roger vallejo dijo...

NO SE EXPLICA uno la insensatez de mucho dirigente, con d minùscula, como de muchos ciudadanos, tambìen con c minùscula, que se pasan la vida hablando pestes contra nuestro importante socio mayor, como son los Estados Unidos de Amèrica. Llegan a tal vesanìa que les parece lo correcto armar amistad de un dìa para otro con rusos y otros habitantes del Orbe muy lejanos a nuestro estilo e idiosincracia. Es lamentable el comportamiento animoso, irritante y odioso contra la gran naciòn del norte; que extraviados en el tiempo que vivimos, parece ser que los matara la nostalgia de la no existencia de la tal cortina de hierro, como del muro de Berlìn. Como se vè que el tenebroso cuento de la guerra frìa les sigue animando sus Almas dependizadas del culto enfermizo a la personalidad. Considero que la O.N.U. debe terciar en el tema. Es inaudito que Presidentes latinoamericanos estèn saltàndose conductos regulares, dando asì frontal golpe de estado a las instituciones diplomàticas. Es grave que los Presidentes tomen medidas sin previo estudio minucioso y que sus consejeros sean el mal genio con que el que amacen o la halitosis, que los llevan a decir barbaridades de los que manejan la institucionalidad vecina; que tienen que defenderse de los partidarios de la fuerza oscura para lograr sus objetivos polìticos. YA LO DIJO Oscar Arias Sànchez, Presidente de Costa Rica, que presenta un dato clave sobre la mediocridad del ejercicio de la Polìtica y la Economìa en Latinoamèrica y el Caribe: "En 1950, cada ciudadano norteamericano era cuatro veces más rico que un ciudadano latinoamericano. Hoy en día, un ciudadano norteamericano es 10, 15 ó 20 veces más rico que un latinoamericano. Eso no es culpa de Estados Unidos, es culpa nuestra". Queda por decir que las consecuencias de los desaguisados presidenciales los paga con potente malestar social, los estratos 1, 2,3 y cuatro de las naciones.

ROGELIO VALLEJO OBANDO

Economista Universidad Externado de Colombia.
Asesor consultor proyectos educativos para el ejercicio de Ciudadanìa