martes, 25 de agosto de 2009

Chávez nos quiere gobernar

Editorial

El Mundo, Medellín

Agosto 25 de 2009

Para nosotros es cuento viejo la descarada intromisión chavista en la política interna de nuestro país.

El guapetón de barrio volvió a hablar desde su tribuna de “Aló Presidente” para ordenar a los cuatro vientos a su ministra de Información “hacer todo lo necesario” para que sus “mensajes revolucionarios” lleguen al pueblo colombiano, utilizando para ello “a nuestros amigos y aliados en Colombia, que son muchos”, entre los que citó, con nombre propio, a los señores del Polo Democrático Alternativo. Según el coronel venezolano “la burguesía colombiana no quiere que esta palabra mía llegue al pueblo, tiene miedo de que la palabra de Chávez sea oída por el pueblo de Colombia (...) Por eso nos satanizan tanto” y su despropósito llegó al punto de declarar que le “constaba” que el presidente Álvaro Uribe quería “impedir que el chavismo llegue a Colombia” y – con su ridículo mesianismo “libertador” – lanzar la consigna: “¡Pueblo colombiano, no caigas en la trampa, únete a nosotros para hacer la patria grande de Bolívar, la Gran Colombia!”

Para nosotros es cuento viejo la descarada intromisión chavista en la política interna de nuestro país, no sólo a través de la colaboración y la complicidad con la narcoguerrilla de las Farc – ampliamente documentadas a partir del hallazgo de los computadores de “Raúl Reyes” – sino con acciones, algunas clandestinas y otras a la luz del día, encaminadas a apoyar a partidos de la oposición e, incluso, a crear aquí una avanzadilla del movimiento bolivariano o “socialismo del siglo XXI”. Para no ir muy lejos, baste recordar las andanzas proselitistas, dos años atrás, del entonces embajador Pavel Rondón, quien, cumpliendo obviamente instrucciones del “comandante” Chávez, asistió a un acto político del PDA en la ciudad de Armenia, según un video divulgado por el canal RCN, y además declaró a la prensa que “lo que va a pasar dentro de un año con el Partido Liberal de Colombia es que puede desaparecer...”. El diplomático fracasó como “profeta del desastre” pero su grosera injerencia recibió en su momento una dura réplica del director del liberalismo, doctor César Gaviria.

Como esa, ha habido muchas otras denuncias de intervención chavista en política interna de nuestro país, mediante respaldos y financiación de candidatos a alcaldías y concejos en Arauca y Nariño, entre otros departamentos. Nunca se supo qué fin tuvo la investigación de esas denuncias por parte de la autoridad competente ni tampoco que hayan merecido mayor atención de nuestra cancillería, pero lo del domingo sí fue la más clara confirmación de esa injerencia por parte de su propio inspirador y gran beneficiario. Ante semejante irrespeto, el Ministerio de Relaciones Exteriores resolvió, por fin, responder, ya no poniendo la otra mejilla ante agravios iguales o peores, como tantas veces le hemos criticado, sino emitiendo un comunicado, tan lacónico como contundente – “El Gobierno Nacional repelerá todas las acciones del proyecto expansionista en Colombia ratificado hoy públicamente por el Presidente Hugo Chávez. De ninguna manera se puede tolerar que se insulte a los colombianos de bien” – y anunciando, por parte del embajador en la OEA, Luis Alfonso Hoyos, la entrega de copias del comunicado a los miembros del Consejo Permanente de la OEA y la radicación de una nota formal de protesta del gobierno de Colombia ante la Secretaría General del organismo. Con su típica actitud de que “la mejor defensa es el ataque”, ayer mismo el gobierno venezolano divulgó un comunicado en el que afirma que en la denuncia colombiana “se insertan expresiones fantasiosas y emotivas en respuesta a un mensaje de paz del presidente Hugo Chávez Frías a la gran mayoría de los ciudadanos de nuestra hermana República”. ¿Mensaje de paz? ¡El colmo del cinismo!

Ante ese destape de la intención chavista de extendernos su revolución, no vamos a esperar explicaciones del comandante Cano ni de los demás socios clandestinos del coronel-Presidente en su proyecto de tomarse el poder en Colombia para anexarla a Venezuela, pero sí creemos que los señores dirigentes del Polo les deben una explicación a los colombianos sobre el alcance de esas alianzas, si es que existen, y si no, pues que digan categóricamente que rechazan esa como cualquiera otra injerencia de gobierno alguno en la política interna de nuestro país, porque sería inaudito que fueran en contravía del sentimiento prácticamente unánime de los colombianos que nos sentimos agredidos e insultados por el señor Chávez. ¡Doctor Carlos Gaviria, tiene la palabra!

Como conclusión de esta protesta se nos ocurre pensar que si se hubiera acordado con EEUU la misma operación pero en las dos nuevas bases que propusimos, las de Mataje y Punta Gallinas, la reacción habría sido la misma pero habríamos avanzado positivamente en la contención de los posibles desafueros que en su carrera armamentista podían llegar a intentar nuestros vecinos malquerientes, especialmente el Coronel Petrobolivariano.

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