Editorial
El Colombiano, Medellín
Agosto 31 de 2009
Ha vuelto a prevalecer, infortunadamente, la peligrosa estrategia de acusar primero y comprobar después, con la que muchos enemigos del Gobierno, dentro y fuera del país, buscan réditos políticos o económicos, pues ya hay ONG extranjeras que condenaron al Estado colombiano y abogados buscando poderes de familiares de las víctimas para demandarlo ante los tribunales internacionales.
Olvidan, con cierta frecuencia, que fue el Presidente Álvaro Uribe el primero en pedir la presencia de Naciones Unidas en las investigaciones que se adelantan por las masacres del miércoles anterior y de febrero pasado en esa misma comunidad Awá, así como lo hizo con
Lo que no puede olvidarse es que el drama de las comunidades indígenas ha estado ligado a la confrontación de grupos armados ilegales que operan en sus territorios. Han sido las guerrillas, los paramilitares, el narcotráfico y ahora las llamadas bandas criminales (Bacrim) los que han violado sus derechos humanos y condenado al exterminio y el desplazamiento, dentro de una disputa por el dominio de los cultivos ilícitos, muchos de los cuales han sido sembrados por la fuerza en sus territorios protegidos.
Al Gobierno no le ha temblado la mano para actuar, reconocer y castigar a los miembros de
Por eso, es lógica la petición del Ministerio del Interior, en el sentido de que el Gobierno participe en
Confiamos en que la justicia actuará con transparencia, independencia y celeridad y esperamos que las comunidades indígenas entiendan que sus verdaderos enemigos son los que durante décadas se han dedicado a violar sus derechos y no quienes desde la legitimidad del Estado siguen empeñados en protegerlos.
Es necesario que las comunidades del sur del país, especialmente las de Nariño y Cauca, acepten la presencia de un oficial de enlace, como funciona actualmente en
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