sábado, 29 de agosto de 2009

Perú: el que menos corre, vuela

Por Juan Carlos Jaramillo

El Colombiano, Medellín

Agosto 29 de 2009

La economía peruana se ha venido convirtiendo en la más dinámica de Latinoamérica. Perú poco alardea, pero desde los años noventa inició una transformación sistemática de su aparato productivo.


Como resultado, durante el quinquenio terminado en el 2008 la tasa de crecimiento económico alcanzó un promedio de 7.6 por ciento anual. El año pasado la cifra llegó a 9.8 por ciento. En 2009, debido a la crisis financiera mundial, se estima que Perú solo crecerá 2 por ciento. Frente a las cifras anteriores, ésta parece baja, pero resulta elevada si se contrasta con las caídas esperadas en casi todas las economías del mundo.


Más que sus éxitos recientes, lo importante del caso peruano es la persistencia de esos éxitos en el tiempo. Es por esto que Perú ha superado a países que, como el nuestro, antes lo aventajaban.


Para ilustrar los efectos de mantener tasas de crecimiento semejantes a las peruanas (7.6 por ciento anual) por períodos prolongados, basta señalar que con ellas es posible duplicar el ingreso per-cápita en doce años, y triplicarlo en veinte. Tasas sostenidas del orden de 4.5 por ciento, consideradas "buenas" por la sabiduría convencional criolla, duplican estos plazos.


¿En qué se ha basado el éxito peruano? Son muchas las razones que se esgrimen para explicarlo. Entre ellas, la eliminación del terrorismo, la apertura a la inversión extranjera, el desmonte de barreras al comercio, el TLC con Estados Unidos, la eliminación de la inflación y el regreso a tasas de cambio de mercado. Ayudaron también los buenos precios para los productos peruanos y, hasta el año pasado, la dinámica extraordinaria de la economía mundial.


No obstante, si exceptuamos lo del terrorismo (que aplicaría solamente a Colombia), varios de estos factores afectaron también, en mayor o menor medida, a los demás países de la región. La diferencia es que en Perú estuvieron vigentes por un período más largo. Durante el primer gobierno de Fujimori se le dio una voltereta crucial en Perú: se decidió dejar que funcionaran los mercados.


Y, tomada esta decisión, los peruanos nunca miraron para atrás. De los factores mencionados, aquellos que dependían de acciones de política económica (inversión extranjera, comercio abierto, tasa de cambio flexible, etc.) se enmarcaron siempre dentro de la concepción de mercado que los dirigentes de la economía peruana han mantenido, sin titubeos mayores, por casi dos décadas. A la estabilidad de esta posición de política económica se debe mucho del éxito alcanzado. Gracias a ella, el sistema ha ganado la credibilidad de empresarios locales y extranjeros y de los consumidores y ahorradores peruanos.


Lo anterior no quiere decir que no haya todavía mucho por hacer. En particular, sobresalen dos áreas que van a requerir mucho más trabajo. El frente de la pobreza y el ámbito institucional.


Aunque en materia de pobreza se ha avanzado de manera impresionante (la proporción de la población clasificada por debajo de la línea de pobreza bajó de casi 50 por ciento en 2004 a 36 por ciento actualmente), los niveles continúan siendo sumamente elevados.


La principal causa parece ser la incapacidad de los gobiernos, a todo nivel, para ejecutar programas de inversión que beneficien a sus poblaciones, no obstante existir los recursos financieros necesarios.


En lo que hace al ámbito institucional, existe el temor de que las buenas ejecutorias han dependido más de la excelente calidad y extraordinaria voluntad de relativamente pocos funcionarios, que de la existencia de un equipo de profesionales de carrera que mantenga la calidad del aparato económico del Estado a lo largo de los vaivenes políticos.

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