Edtorial
El Mundo, Medellín
Agosto 26 de 2009
La noticia que circula profusamente por Internet a través de los medios virtuales de la amplia red de organizaciones del llamado Foro de Sao Paulo es que los partidos de izquierda de América Latina y el Caribe preparan una gran movilización contra las bases militares norteamericanas en Colombia para el próximo viernes, en Bariloche, Argentina, sede de la cumbre extraordinaria de mandatarios de
Por Cabezas supimos que la manifestación de protesta en Bariloche hace parte de una serie de movilizaciones acordadas en el XV Encuentro del Foro de Sao Paulo, que se celebró recientemente en Ciudad de México y al que asistieron, según él, delegaciones de 63 partidos de izquierda. Así mismo, habló de las llamadas “bases de paz” del presidente Chávez, en alusión seguramente a lo que pregonaba en días pasados el canciller Nicolás Maduro: “Esperamos que de la cumbre de Bariloche surjan importantes conclusiones que le permitan garantizar al continente suramericano que las bases de paz se multipliquen y que las bases militares de Estados Unidos comiencen un proceso de reversión”.
Aquí dijimos el 11 de agosto, a propósito de la cumbre de Unasur, en Quito, y a la “invitación” a Bariloche que surgió de allí, que la señora Cristina de Kirchner no nos parecía una anfitriona confiable, por antecedentes ampliamente conocidos de malquerencia por Colombia y su Gobierno, y por consiguiente se trataba de un cambio de escenario para la encerrona que le querían hacer en Quito. Sugerimos entonces al presidente Uribe que no aceptara esa “partida con dados cargados” ni escuchara “el canto de sirena”, por bella que fuera. Francamente, nos desconcertó la decisión de asistir a esa cita, partiendo del ingenuo presupuesto del canciller Bermúdez de que allí habrá una agenda abierta, que se tratarán temas como el avance del narcotráfico, la carrera armamentista en la región y otros acuerdos militares, y que, además, Colombia irá únicamente a informar sobre las bases pero no a pedir avales.
Abrimos un paréntesis para señalar cómo ha hecho carrera, dentro y fuera del país, la crítica de que Colombia debió explicar desde un principio el alcance del acuerdo de cooperación militar con EEUU para evitar la batahola que se ha armado. Esa es una falacia, pues, que sepamos, los acuerdos y tratados militares internacionales no se negocian en público. Desafortunadamente, aquí se trató de una filtración a la prensa antes de que el acuerdo estuviera consolidado, pero esa clase de instrumentos que van a reforzar la capacidad militar contra un objetivo claro – en este caso el narcotráfico y el terrorismo – no pueden divulgarse antes de su firma por las partes y de que esté ampliamente garantizado que ese objetivo contra el cual va dirigido no pueda sabotearlo, como parece que está ocurriendo en este caso.
Hoy tenemos muchas más razones para pensar que lo de Bariloche va a ser una encerrona, orquestada y organizada por la presidenta argentina. En un periódico de ese país leímos ayer que por instrucción de
En esos preparativos y en el anuncio de la manifestación que se prepara contra Colombia por el horrible pecado de decidir soberanamente con quién se asocia para combatir a sus criminales enemigos, está clara la intención de poner al presidente Uribe contra la pared, como el “guerrerista” de Sudamérica, como el instrumento del Imperio. Lo único razonable es que, a sabiendas de lo que nos espera allá, nuestro Gobierno le notifique a su anfitriona que no va a Bariloche porque considera que su decisión de autorizar ese tipo de manifestaciones es un acto inamistoso, y que el clima que se ha creado allá es un irrespeto y una agresión a Colombia que no estamos dispuestos a tolerar. Ahora, si
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