lunes, 31 de agosto de 2009

Gaviria y Pardo: Época de vacas flacas

Por Raúl Lombana Hernández

Blogs Eltiempo.com, Bogotá

Agosto 31 de 2009

El libro de la Biblia Génesis 41, versículos 1-4, nos relata la historia acerca de una pesadilla que tuvo un Faraón de Egipto y que fue interpretada por José, hijo de Jacob. El Rey Egipcio soñó que 7 vacas gordas eran comidas por 7 vacas flacas. El sueño fue interpretado por el profeta como que Egipto tendría siete años de abundancia y posteriormente siete años de escasez.

Pues bien, los dos personajes citados en el título de la reflexión, últimamente actúan como si estuvieran en las épocas de las vacas flacas. Las vacas gordas de ellos ya pasaron hace más de siete años, tiempo en el cual disfrutaron de las viandas del poder sin inmutarse que sus malas actuaciones, durante su paso por los puestos de poder, trajeron consecuencias funestas para el país y el pueblo colombiano.

Uno de los personajes es el ex presidente Gaviria. Este ocupó el Solio de Bolívar durante los años 1990 a 1994 en extrañas circunstancias que aún hoy despiertan suspicacia, debido a que sólo logró llegar a la presidencia de la república después de ser asesinado el candidato -Luis Carlos Galán- del cual él era su Jefe de Debate. A pesar de haber sido recién llegado al Nuevo Liberalismo, al cual pertenecía el candidato, en un acto digno de un culebrón latinoamericano, el hijo de Galán le entregó las banderas de su padre; a la postre esto fue lo que le permitió ganar las elecciones presidenciales.

Siguiendo con el ex presidente, durante años vivió épocas de vacas gordas. Siempre estuvo en los círculos del poder. Su paso por estos puestos de importancia nacional no le significaron beneficio alguno a la sociedad, todo lo contrario, el pueblo colombiano tiene malos recuerdos de este dirigente. Durante los años que estuvo al frente de la presidencia, el país se descuadernó completamente. Aún hoy se sienten las consecuencias funestas de la apertura económica que llevó a la quiebra a miles de industriales y comerciantes colombianos. En el terreno de la seguridad ni de que hablar. Durante su mandato los grupos terroristas se fortalecieron hasta el punto de llevar a la institucionalidad colombiana al borde del colapso. El dolor y el terror cundieron en toda la nación.

Ahora bien, mientras Gaviria se regodeaba en el poder, millones de colombianos huían despavoridos del país para salvarse de los ataques inclementes que perpetraban las estructuras criminales. Miles de compatriotas tuvieron que emigrar a otros países, debido a las pocas garantías que había en Colombia para vivir sin riesgo de ser asesinado. Aún se recuerdan los pactos secretos que hizo con organizaciones al margen de la ley para contrarrestar a otras organizaciones delincuenciales. No se podía dejar de mencionar que el ex presidente fue el artífice y padre putativo de las "Convivir", hoy pretende escurrir el bulto de esa paternidad. En fin, serían innumerables los casos de corrupción y otras actuaciones funestas que tuvo que soportar el país por cuenta del ex mandatario.

El otro personaje en cuestión es Rafael Pardo quien también ha ocupado importantes cargos, pero de los cuales el pueblo colombiano nunca se benefició. Lo único que recuerda el colombiano del común de sus ejecutorias fue la reinserción que hizo de combatientes de grupos armados para que automáticamente ocuparan cargos en la vida pública nacional. Durante el tiempo que ejerció como Consejero para la Paz sus iniciativas fueron la de brindarles garantías a los perpetradores durante años de la institucionalidad colombiana, para que se reinsertaran nuevamente a la sociedad a la cual habían vejado sistemáticamente. En ningún caso los más de 5000 ex combatientes, que logró perdonar el estado colombiano, repararon a sus víctimas. Es más, campantemente pasaron de la clandestinidad a los escenarios de la vida política nacional. Peor aún, según ellos, se convirtieron en los protectores de la moral y la honra colombiana. Además, sus ejecutorias de cuando fue Ministro de Defensas fueron nulas, debido a que durante su paso por este ministerio el auge de los grupos terroristas fue evidente. Los secuestros, asesinatos, masacres y desplazamientos que sufrió el pueblo colombiano son una prueba fehaciente de la ineptitud de Pardo como dirigente. Aún más, es una canallada con la sociedad colombiana seguir aspirando a ser candidato a la presidencia de la república. Al pueblo colombiano le da terror de sólo pensar que éste sea presidente, aún más, la estampida de compatriotas hacia el extranjero sería la respuesta a tremendo disparate.

Por eso es que la asociación de estos dos personajes produce desconcierto al interior de la sociedad colombiana.

Hoy verlos aliados, como en el pasado, buscando obtener de nuevo el poder los asimila a la pesadilla que tuvo el Faraón. Sus épocas de vacas gordas pasaron hace rato, de ahí que estén hambrientos de poder. Los tiempos en que manejaban el erario a sus anchas parecen traerles recuerdos que desean volver a vivir.

Hoy verlos aliados, como en el pasado, buscando desacreditar las ejecutorias del gobierno del presidente Uribe los asimila a la pesadilla que tuvo el Faraón. Debido a su incapacidad e ineptitud, para aglutinar el respaldo del pueblo colombiano, han iniciado un periplo de desprestigio en contra del mandatario.

Hoy verlos aliados, como en el pasado, buscando fraguar alianzas con personajes tan disimiles, para convertirse en un estorbo del progreso de la nación, los asimila a la pesadilla que tuvo el Faraón. El pueblo colombiano no sale de su asombro al ver a tan cuestionados personajes, hoy actuando como paladines de la justicia y la moral.

Hoy verlos aliados, como en el pasado, buscando derrumbar por todos los medios posibles los logros del gobierno los asimila a la pesadilla que tuvo el Faraón. Debido a que sus ejecutorias cuando ocuparon los cargos de poder fueron funestas para la sociedad, ahora recurren sin ningún tipo de pudor a oponerse a cualquier iniciativa que le permita desnudar sus ineptitudes.

Así que estos dos ilustres personajes que vivieron sus épocas de vacas gordas y disfrutaron de las mieles del poder, hoy, ante el escaso respaldo que tienen al interior de la sociedad, rumian su odio visceral en contra del gobierno y del pueblo colombiano.

Por último, verlos en una cruzada para oponerse a la iniciativa popular del referendo produce grima, parece que aún los recuerdos de cómo consumían las viandas que les proporcionaba el poder los lleva a delirar y atacar la voluntad del pueblo colombiano. Parece que no pudieran soportar 4 años más de vacas flacas.

La ñapa: En caso de que la iniciativa popular sea malograda por los enemigos de ella, Juan Manuel Santos y Andrés Felipe Arias (Presidente-Vicepresidente) se convierten, sin lugar a dudas, en la alternativa que tiene el pueblo colombiano para que no se reviertan los avances que ha tenido el país. Cómo se dice popularmente, señores calienten que les está llegando su turno.

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