Editorial
El País, Cali
Agosto 26 de 2009
Ocho mil familias vinculadas, cientos de hectáreas recuperadas para el cultivo de alimentos y ventas por $19.200 millones al año, que llegan directamente a esas familias, es un balance de esperanza y realidades. Es el resultado de nueve años de trabajo constante, aportado por muchas personas y empresas bajo el significativo lema de VallenPaz.
Entre el 2000 y el 2009, VallenPaz ha canalizado recursos para inversión en la región por US$10 millones. Son dineros, tecnología y aportes en especie que salen de muchas empresas nacionales e internacionales, convencidas de las bondades de aportar a una iniciativa beneficiosa como pocas para comunidades antes amenazadas por la violencia. Pero, sobre todo, son puertas que se abren para brindarles oportunidades a los campesinos, quienes pueden tener una relación directa y de confianza con los compradores de sus productos.
Hoy es común ver en los grandes supermercados las góndolas que bajo el nombre de ‘Cosechas de Paz’ exhiben las frutas, verduras y alimentos elaborados por las familias de VallenPaz. Ya no es un asunto de regalar valiosos espacios que se disputan las grandes empresas, ni de comprar algo para hacerle un favor a alguien. Ahora es una asunto de reconocer y disfrutar la calidad de los productos salidos del trabajo de quienes viven y trabajan el campo, compitiendo en franca lid con los productores tradicionales. Son más de 30.000 personas dedicadas a crear convivencia pacífica, superando el abandono que antes padecían, producto de la ausencia del Estado y el consecuente acoso de la violencia y la pobreza.
Eso ha significado fortalecer el tejido social en áreas del norte del Cauca, de los departamentos del Valle y Nariño que antes eran propicias para la intolerancia y el temor. Ahora son zonas de paz duradera, donde el apoyo de cientos de voluntarios y la guía de VallenPaz les permite asimilar los beneficios de la tecnología, los secretos del mercadeo y los frutos de establecer una relación seria y estable con los comerciantes que distribuyen los frutos de una labor dedicada a demostrar que la solidaridad de la sociedad puede derrotar la marginalidad que frustra el futuro del campo colombiano.
La segunda cena de VallenPaz, que hoy tiene lugar en el Hotel Intercontinental, es una buena oportunidad para conocer los avances de la entidad y las 102 asociaciones campesinas que reciben su apoyo. Para degustar el menú y premiar a los empresarios del campo, los cocineros que mantienen viva la tradición gastronómica y los restaurantes comprometidos con la noble causa.
Pero ante todo es la oportunidad para expresar el agradecimiento y la admiración que merece una iniciativa que en nueve años ha transformado la esperanza en una realidad tangible que cambia el destino de muchos compatriotas. Para reconocer en las familias vinculadas a los programas de VallenPaz su carácter de pioneros en una labor que está en mora de extenderse por toda la geografía colombiana, como demostración de que la convivencia es posible si se le garantiza la dignidad y el respeto al campesino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario