Mjaimar Abusada*
El Tiempo, Bogotá
Agosto 29 de 2009
El reciente tiroteo en una mezquita de Gaza entre agentes de seguridad de Hamas y militantes del grupo yijadí radical los Guerreros de Dios sacó a la superficie las profundas tensiones que dividen a los islamistas palestinos. Veintidós personas murieron, incluido el dirigente de los Guerreros de Dios, Abdel Latif Musa, pero los agentes de seguridad palestinos dudan de que sean esas las últimas víctimas.
La Franja de Gaza, controlada por Hamas desde hace más de dos años, está considerada mucho más tradicional y conservadora que la Ribera Occidental. No obstante, en el ambiente político de Gaza, Hamas es un grupo islámico moderado que se opone al extremismo del estilo de Al Qaeda, pero esos grupos islámicos extremistas han ido ganando apoyo allí, y Hamas lo ha advertido. El tiroteo en la mezquita demuestra que este último será implacable en su lucha contra ellos.
Diversos grupos salafistas extremistas llevan años actuando en Gaza. Los salafistas, cuyo nombre se deriva de la frase árabe "antepasados virtuosos", conocidos como "Salaf al-Salih", insisten en un regreso a lo que consideran la pureza de las prácticas de los primeros musulmanes.
En el pasado, Hamas ha cooperado con algunos de los salafistas, dando por sentado que se someterían a su dirección. El Ejército del Islam se unió a la incursión en la que se secuestró al soldado israelí Gilad Shalit en junio del 2006. El grupo fue también el responsable del rapto en el 2007 del corresponsal en Gaza de la BBC, Alan Johnston, que más adelante fue liberado tras la celebración de negociaciones, dirigidas por Hamas.
Los Guerreros de Dios son uno de los diversos grupos radicales, inspirados por Al Qaeda y aparecidos en la Franja de Gaza en los últimos meses, que atrajo la atención pública en junio después de responsabilizarse de un fallido ataque a caballo contra Israel desde Gaza. Su sitio web comparte imágenes, lenguaje y música con Al Qaeda y otros grupos yijadíes. En una declaración reciente, el grupo se refirió favorablemente a los dirigentes de Al Qaeda Osama Ben Laden y Ayman al-Zawahiri.
Los Guerreros de Dios exigen una forma pura de práctica islámica en toda la Franja de Gaza, incluida la aplicación de la ley religiosa Sharia y el rechazo de la democracia. De hecho, la confrontación en la mezquita siguió a la declaración de un califato islámico en Gaza, rechazo flagrante de la autoridad de Hamas.
Muchos jóvenes de Gaza han ido radicalizándose cada vez más. El atuendo de estilo pakistaní resulta común ahora, como también el pelo largo, que, según se cree, se parece al estilo del profeta Mahoma. Al mismo tiempo, la violencia contra los "transgresores de la ley" va en aumento. Ha habido atentados con bombas contra cibercafés, incendios de instituciones de filiaciones cristianas, ataques contra escuelas extranjeras y asaltos a celebraciones de bodas.
Hay importantes diferencias ideológicas entre los afiliados salafistas de Al Qaeda y Hamas. Este, como partido gobernante, ha insistido en que su único interés es el pueblo palestino, no una revolución islámica mundial. Hamas no ha impuesto la ley islámica en la Franja de Gaza.
Sin embargo, los grupos salafistas parecen estar cada vez más influidos por el aumento del extremismo del estilo de Al Qaeda en Pakistán, Irak y Afganistán. Mientras que los movimientos salafistas tradicionales se han mantenido apartados de la política, los grupos más jóvenes consideran que el activismo y la violencia son los medios mejores para hacer realidad sus objetivos.
Pero la negativa de Hamas a establecer y aplicar la ley islámica no es la única cuestión que escuece. Una de las razones que explican el atractivo cada vez mayor de esos grupos es el alto el fuego de facto entre Israel y Hamas, que ha incitado a algunos en Gaza a acusar a este último de haber quedado neutralizado como fuerza de resistencia. Con la frontera cerrada por el bloqueo israelí durante más de dos años, los niveles de pobreza, desempleo y desesperación han aumentado y los jóvenes se sienten cada vez más interesados en unirse a la yijad mundial que va llegando a Gaza.
De hecho, la confrontación de Hamas con los grupos salafistas se produce cuando Israel ha denunciado que docenas de terroristas extranjeros han entrado en Gaza por el desierto del Sinaí para unirse a los grupos clandestinos violentos. Así, pues, la dureza de la reacción de Hamas subraya su deseo de mantener el control de su conflicto con Israel.
La amenaza del extremismo salafista en Gaza en modo alguno ha desparecido. Los salafistas han amenazado con vengarse de Hamas, en particular las brigadas de seguridad que encabezaron el contraataque en la mezquita. Un nuevo grupo salafista llamado Brigada de las Espadas de la Virtud ha declarado su obediencia a los Guerreros de Dios y ha advertido a los habitantes de Gaza que se mantengan alejados de los edificios gubernamentales, del cuartel general de las fuerzas de seguridad, de las mezquitas a las que acuden los dirigentes de Hamas y de otros edificios oficiales. El grupo los considera ahora objetivos legítimos.
Como hay centenares de túneles que conectan la Franja de Gaza y el Sinaí, resulta muy difícil controlar la corriente de armas, munición y posiblemente luchadores extranjeros. La batalla de Hamas contra esos radicales, que detonaron bombas suicidas y mataron a seis agentes de seguridad durante la lucha en la mezquita, acaba de comenzar. Los residentes temen que Gaza llegue a ser otro Irak, con atentados con bombas y asesinatos en masa como sucesos cotidianos.
Hamas utilizará todos los medios necesarios para proteger su poder y acabar con los grupos yijadíes que ahora proliferan en Gaza. En ese proceso, abriga la esperanza de obtener la legitimidad internacional a la que aspira desde hace mucho.
*Profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Al-Azhar, de Gaza.
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