Por Úrsula Giedion, Olga Lucía Acosta, Carmen Elisa Flores, Francisco Pérez, Augusto Galán*
El Tiempo, Bogotá
Septiembre 17 de 2009
Ha creado conmoción en el sistema de salud la difusión por los medios, el pasado jueves 3 de septiembre, de los resultados de una investigación sobre el tipo de trabas burocráticas que encuentran algunos usuarios del sistema. Este análisis fue llevado a cabo por un grupo de investigadores colombianos y publicado en la prestigiosa revista 'Social Science & Medicine'.
El estudio encuentra, según la información revisada por los investigadores, que ningún grupo de la sociedad recibe los servicios médicos que necesita, por lo cual afirma que el sistema de salud colombiano está en una crisis profunda. Esa mañana, en la emisión de
Afortunadamente, existen instituciones que defienden los derechos de los pacientes. Son indispensables para el sistema de salud. Ayudan a que esos derechos plasmados en un POS se vuelvan realidad.
Faltaba que alguien analizara con cuidado qué tipo de barreras de acceso encuentran los usuarios del sistema. Reconocerlas permite comenzar a corregirlas. Sin embargo, es inadmisible llegar a semejantes conclusiones sobre el desempeño del sistema de salud basándose en la evidencia de un organismo cuyo objetivo exclusivo es auxiliar a los pacientes con dificultades para obtener algunos servicios de salud que necesitan. El universo de casos que se encuentra allí no es reflejo de lo que pasa con los usuarios del sistema en general.
La escogencia exclusiva de un grupo de población que tiene resultados negativos no es aceptada metodológicamente por la comunidad científica; tampoco la extrapolación de esos resultados al universo de la población. Eso sería como si un estudio basara la evidencia sobre el desempeño de los alumnos de un colegio únicamente en la información de los padres que fueron citados por tener sus hijos un rendimiento insuficiente. En investigación, esto se llama selección sesgada.
Igual, llama la atención que el artículo no menciona ninguno de los estudios recientes que se han hecho en Colombia y en los cuales se muestra que el aseguramiento ha mejorado el acceso y la utilización de servicios de salud, pero sí relaciona todos aquellos que han denunciado la mentada orientación mercantilista de nuestro sistema de salud. Una vez más, la comunidad científica llama a esto selección sesgada. Tampoco hay referencia sobre estudios de otros sistemas de salud en los que se analicen los mismos problemas, para poder entender si nuestras dificultades son mayores o menores a las que esos países confrontan.
Del mismo modo, nos apartamos del pronunciamiento que hizo uno de los autores, quien concluye que la experiencia internacional favorece la operación pública exclusiva de los sistemas de salud. Aún no existe evidencia que pueda asegurar que un tipo de sistema es el mejor para los países del mundo. Por el contrario, todo indica que las adaptaciones locales son necesarias para el mejor devenir de cada sistema en cada país. En lo particular, la evidencia objetiva sobre el sistema colombiano muestra resultados muy positivos, sin desconocer los inmensos retos que aún enfrenta.
Por último, nos preguntamos: ¿hasta cuándo finalmente dejaremos de enfrascarnos en la eterna discusión ideológica que opone lo público a lo privado? ¿Y cuándo superaremos la dicotomía entre el sistema que operaba antes de
*Carta suscrita por este grupo de expertos del Sistema de Salud:
Úrsula Giedion, economista en salud, investigadora y consultoraOlga Lucía Acosta, economista, investigadora y actualmente la representante de
Carmen Elisa Flores, economista investigadora y profesora de
Francisco Perez, investigador Augusto Galán, ex ministro de Salud y ex embajador de Colombia ante
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