viernes, 11 de septiembre de 2009

A jugarle al pacto por el consumo

Editorial

La Patria, Manizales

Septiembre 11 de2009

La estrategia de colocar los excedentes de alimentos en el mercado interno con un menor precio, es una iniciativa que le traerá beneficios no sólo a los productores y al comercio, sino principalmente a los consumidores de menor capacidad adquisitiva.

En un país donde las exportaciones muestran una caída considerable, en el que el crecimiento previsto para el año es de 0%, donde el ingreso salarial sigue siendo bajo y donde el consumo alimenticio, debido al anterior factor, se contrae cada vez más, muy a pesar de haber abundancia de productos, es necesario establecer pactos que propendan porque todas las personas tengan acceso a los alimentos.


Por eso hay que celebrar lo hecho por el gobierno nacional, Fenalco y los grandes almacenes de cadena para que a través de beneficios como la reducción de precios en la carne, el arroz, la panela y los lácteos, al igual que en muchas frutas y hortalizas, se estimule el consumo y se mitigue el grave impacto económico que representa la merma en las ventas.

Colombia es un excelente productor de alimentos. Su variedad de climas y tierras fértiles, le permiten cultivar y cosechar en abundancia, razón por la cual es abastecedor propio y de mercados externos, como es el caso de Venezuela y Ecuador.

Sin embargo, las diferencias que el gobierno mantiene con los jefes de Estado de las naciones vecinas, pero muy en particular con Venezuela, que ha bloqueado el ingreso de comida y víveres que son llevados por nuestros transportadores a ese país, obligaron a las autoridades a pensar en estrategias locales más efectivas.


Así es que si en lo corrido del año se han dejado de exportar unos 750 mil novillos, por qué no buscar que toda o parte de esa existencia de reses se venda en el país reduciendo el precio de la carne en toda la cadena de valor. Aunque quizás no se dé la ganancia económica neta que se tenía al exportar, la iniciativa de vender en el mercado nacional dicho ganado les significará menos pérdidas a los ganaderos y de paso surtirá de alimento a quienes escasamente pueden probar una o dos veces a la semana la carne.


Lo mismo sucede con la leche. Desde hace meses se habla de que en Colombia existe sobreproducción de este importante alimento, sin embargo muchas veces los productores para no entregarlo o venderlo más barato prefieren botarlo, mientras centenares de miles de familias padecen hambre y desnutrición porque no tienen con qué comprar una bolsa de dicho alimento.


Si bien este es un acuerdo nacional que debe representar esfuerzos de parte y parte, al gobierno le corresponde el mayor esfuerzo, pues sin haber demasiado dinero circulante la gente no tiene con qué comprar todo, y ahí es donde al Estado le corresponde intervenir con subsidios que cubran parte del costo.


Llama la atención que en el caso de la carne en Manizales y Caldas los ganaderos del departamento hayan rebajado en 500 pesos el kilo de carne en pie, pero que ese alivio no se refleje en las carnicerías, así tengan libertad de precios.


Ojalá la Secretaría de Agricultura de Caldas tome nota de las recomendaciones que hace el Ministerio del ramo para que mire la posibilidad de liderar un proceso de integración en Caldas que les permita a los productores de alimentos de todo tipo venderles a los comerciantes de almacenes y de plazas de mercado sus productos a mejor precio, sin que entren a jugar los intermediarios que encarecen todo.

Ese esfuerzo tiene que conducir no sólo a que se venda lo que se produce, sino a que se incremente el consumo, con la ventaja adicional de que quienes tradicionalmente pasan dificultades de hambre puedan adquirir los alimentos que estén más baratos. El paso ya lo dieron unos cuantos, lo ideal es que lo den todos.

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