miércoles, 9 de septiembre de 2009

Pruebas de tortura

Editorial

La Patria, Manizales

Septiembre 9 de 2009



Tenemos que exigir, todos, la libertad de los secuestrados para que no se sigan registrando actos crueles como las pruebas de supervivencia que no son otra cosa que un show orquestado por las Farc.

Las pruebas de supervivencia de una decena de uniformados que permanecen secuestrados desde hace 10 años y 11 años después de violentos ataques de las Farc a puestos de policía y bases militares de Miraflores (Guaviare), El Billar (Caquetá) y Puerto Rico (Meta), aunque alientan a sus familiares que no sabían de la suerte de los suyos desde hace años, no son otra cosa que las pruebas de la tortura, la humillación y la muestra clara de la violación del Derecho Internacional Humanitario por ese grupo insurgente.

Si al común de los colombianos nos causa estupor ver a esos hombres demacrados y sometidos con cadenas en el cuello en algún lugar de la espesa selva, que es muy similar a como se les trata a los animales salvajes, ni qué decir el sentimiento de dolor e impotencia que deben sentir sus familiares quienes a pesar del alivio que les produjo saber que los suyos están con vida, se duelen por el trato inhumano y cruel que les siguen dando las Farc.

No deja de ser una acción lastimera ver a estos seres humanos humillados, atados con cadenas y candados, reclamando la posibilidad de un acuerdo humanitario y dando mensajes de esperanza a sus destruidas familias.

Naturalmente los secuestrados no condenan la crueldad de las Farc, y no lo van a hacer en ese escenario, pues están intimidados, por lo que la única salida es exigirles al gobierno, a sus parientes y a quienes dicen trabajar por la paz y por la liberación de los plagiados que insistan y promueva un acuerdo humanitario, pues sólo así podrán salir del infierno al que los tienen sometidos.

Sin embargo, por más mensajes y pruebas que las Farc les permitan enviar a quienes mantienen retenidos contra su voluntad, eso no va a cambiar la responsabilidad que ese grupo armado ilegal tiene frente a la salud y la vida de los secuestrados. Por eso resultan inaceptables los señalamientos y condenas que se le hacen al gobierno por su falta de voluntad. Quienes se llevaron a las personas de forma ilegal deben responder, sin echarles culpas a otros.

Y si lo de las Farc que pretende hacer ver responsable al gobierno de la suerte de los secuestrados es absurdo, lo de las autoridades judiciales colombianas que ordenaron dejar en libertad al correo que traía en una memoria USB las pruebas de supervivencia de los 10 secuestrados para entregárselas no se sabe a quién, no resiste interpretación pues ahora se plantea juzgar por secuestro y abuso de autoridad a los militares y policías que participaron en ese operativo.

Es decir, por cuenta de una acción de seguimiento y de inteligencia que permitió dar con un presunto guerrillero encargado de traer y llevar pruebas de vida de secuestrados ahora a quienes tratan como delincuentes es a los que persiguen a los bandidos. No resulta lógica esa sindicación que de hacerse realidad terminará por llevar a la cárcel a quienes combaten a los terroristas.

No podemos los colombianos permitir que cosas como estas sigan pasando, que la guerrilla que tortura, secuestra y mata con actos terroristas reciba todos los beneficios de ley, mientras quienes se exponen al riesgo de combatirla, sin caer en extralimitaciones, deban enfrentar penosos procesos legales. Eso no tiene ninguna lógica. Tenemos que exigir, todos, la libertad de los secuestrados para que no se sigan registrando actos crueles como las pruebas de supervivencia que no son otra cosa que un espectáculo orquestado por las Farc.

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