viernes, 19 de junio de 2009

Crisis y pobreza rural en América Latina

Juan José Perfetti Del Corral

El Colombiano, Medellín

Junio 19 de 2009

Con el propósito de responder a la pregunta de cómo afectará la actual crisis mundial a los sectores rurales de América Latina y, en particular, a los grupos más pobres de dicha población, el IEP de Perú, bajo la dirección de Carolina Trivelli, adelantó para el Rimisp, el IDRC y el FIDA un estudio en 11 países entre los que se encuentra Colombia. Entre los criterios utilizados para seleccionar los países estaban la presencia de elevados niveles de pobreza rural o la existencia de una alta cantidad de pobres rurales.

Según el estudio, los mecanismos a través de los cuales la crisis afectará a los países y a los hogares de menores recursos son, por lo menos, tres: menores ingresos derivados de las menores oportunidades laborales, menores ingresos por reducción de las remesas del extranjero y reducciones del gasto público social.

El estudio encuentra que los sectores urbanos son los que sentirán con mayor fuerza los efectos de la crisis, pues la relativa desconexión de las economías rurales de los distintos mercados de bienes y factores permite que la crisis afecte, en menor medida, al campo.

Esta situación de desconexión y la posibilidad de generar bienes para el mercado y el autoconsumo, y de utilizar los recursos disponibles en las fincas, especialmente la mano de obra familiar, se convierten, en momentos de crisis, en una fortaleza de las economías rurales.

No obstante lo anterior, se prevé que aumente la incidencia de la pobreza rural porque la crisis puede empujar a los hogares rurales que se encuentran por encima de la línea de pobreza hacia una situación de pobreza. Esto puede, a su vez, tener dos efectos: reducción de la desigualdad rural, pues los relativamente más ricos perderán más que los pobres, y reducción en la brecha de la pobreza.

El mayor impacto negativo de la crisis provendrá, muy seguramente, de la disminución de la demanda externa por productos agropecuarios. Esta caída en la demanda se manifestará en menos empleos rurales.

La caída en los empleos del sector agroexportador, que, en los casos de países como Colombia, son empleos de calidad frente a la generalizada informalidad que caracteriza las relaciones laborales en el campo, tendrá efectos perversos en el ingreso de los hogares rurales. Para este tipo de hogares, las posibilidades de refugio en actividades productivas son menores y mayores las de migraciones hacia sectores urbanos.

Según los autores del estudio, "en todos los países estudiados resulta necesario inducir políticas de apoyo a la pequeña agricultura o agricultura de subsistencia.

El objetivo de estas políticas es mejorar la capacidad de estas actividades de actuar como un refugio durante la crisis y permitir una revitalización del sector. Por ello, las políticas que se desarrollen se presentan como una oportunidad para promover y renovar el medio rural".

Los temas que se consideran claves para la intervención en el corto plazo son: políticas de compensación frente a la caída de los flujos de remesas, esquemas de empleo temporal como la construcción de vías e infraestructura rural y políticas sociales activas en el medio rural, como son los programas de transferencias condicionadas, que es el caso de Familias en Acción en Colombia.

Pero los autores insisten en la idea de que no se debe perder la oportunidad de complementar las medidas de mitigación de corto plazo con acciones de mediano plazo que tengan el objetivo de revitalizar el medio rural. Y frente a este reto está la preocupación de la debilidad institucionalidad rural en la mayoría de los países latinoamericanos donde la falta de liderazgo se convierta en una frustración más.

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