domingo, 28 de junio de 2009

El incierto futuro de la CAN

Editorial

El Colombiano, Medellín

Junio 25 de 2009

Algunos eventos recientes ponen de presente la dificultad que tienen los países miembros de la CAN para conciliar diferentes maneras de visualizar sus relaciones con el resto del mundo. Mientras Colombia y Perú impulsan la negociación de un tratado de libre comercio con la Unión Europea, Bolivia y Ecuador buscan alternativas comerciales proteccionistas y estatizantes. Y Bolivia denuncia los TLC suscritos por Colombia y Perú con Estados Unidos.

Ecuador ha elevado los aranceles para productos provenientes de sus socios andinos, en contravención de las normas de la CAN. El presidente Correa ha anunciado la inminente adhesión de su país al ALBA, una iniciativa venezolana opuesta al libre comercio, de la cual participan Cuba y Bolivia, entre otros. A esta formidable agrupación de adversarios del libre comercio se va a sumar también el poderío industrial y financiero de San Vicente y las Granadinas, y Antigua y Barbuda.

El presidente Morales, por su parte, ha declarado ser marxista-leninista. Con motivo de unos disturbios violentos en el departamento peruano de Amazonas, Evo Morales les ha recomendado a las comunidades indígenas del Perú pasar de la rebelión a la revolución. Por esto, entre varios motivos, el gobierno peruano ha retirado a su embajador en La Paz.

Rafael Correa, luego de declarar ilegítima parte de la deuda externa ecuatoriana, ha comprado, por un tercio de su valor, bonos soberanos cuyo precio de mercado había contribuído a derrumbar. Esta habilidosa maniobra financiera, calificada por él y el resto de su gobierno como un triunfo, le cierra a Ecuador el acceso a los mercados internacionales de capital.

La plena autonomía de los gobiernos de Ecuador y de Bolivia para imponer determinado modelo de desarrollo económico y reorientar su política de comercio exterior no está en discusión. Lo que se ha puesto de presente es que esas dos naciones han adoptado formas de participar en la economía internacional que resultan incompatibles con la libertad comercial y el régimen de empresa privada. Esta incompatibilidad tiene consecuencias para el proceso de toma de decisiones en la CAN. Va haciéndose difícil lograr coincidencias entre las preferencias económicas de Colombia y Perú por una parte, y las de Ecuador y Bolivia por la otra.

Para efectos prácticos, el vehículo de la integración subregional andina está siendo impulsado por Colombia y Perú. Ecuador y Bolivia viajan como pasajeros, cuando no están tratando de colocar palos en las ruedas. Un esquema institucional de esta naturaleza resulta inviable a mediano plazo. Las discrepancias van más allá de las cuestiones comerciales. Las relaciones de todo orden entre Colombia y Perú se encuentran en su mejor nivel. En cambio, Colombia carece de relaciones diplomáticas normales con Ecuador. Algo similar sucede en Perú con respecto a Bolivia.

Una posible solución consistiría en facilitarle a Bolivia la adhesión como miembro pleno de Mercosur y el consiguiente retiro de la CAN. Una opción similar estaría disponible para Ecuador, no obstante su distancia geográfica con los miembros de Mercosur. Pero más temprano que tarde, la CAN tendrá que aceptar las implicaciones de las diferencias irreconciliables entre sus miembros.

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