Editorial
Vanguardia Liberal, Bucaramanga
Junio 19 de 2009
El contenido de los comentarios que sobre lo que ocurre en la UIS hace la ciudadanía, la inteligente forma como un sector de estudiantes ha manejado durante la última semana su relación con la opinión pública, el aislamiento en que (respecto de la comunidad) han estado las directivas del centro universitario y la nutrida y no siempre imparcial información que medios de comunicación locales han dado al respecto, ha hecho que en la memoria de la ciudadanía haya ya poca claridad sobre lo que en los últimos dos años ha sucedido en tan querida universidad.
A finales del pasado mes de abril, estando en desarrollo el procedimiento para elegir rector, una maquiavélica maniobra hizo circular por internet y en los medios de comunicación trozos de un torpe diálogo telefónico entre el rector y un supuesto paramilitar, lo que provocó que un sector –en principio raquítico pero cada vez más nutrido- de estudiantes rechazara al doctor Jaime Alberto Camacho como cabeza administrativa de la institución.
En tanto, siguiendo el procedimiento claramente establecido por el reglamento vigente, los estamentos universitarios participaron en el proceso de designación de rector y conforme a Derecho fue reelegido el doctor Camacho, quien válidamente asumió el cargo; pero durante mayo y junio no ha habido normalidad académica por la acción de protestas estudiantiles, razón que llevó a las autoridades universitarias a cancelar el semestre, aquel que si bien empezó hace más de tres meses, solo ha podido laborar realmente escasas 5 semanas.
¿Qué hacer si la cancelación del semestre lesiona a los padres de familia y nuclea a los estudiantes, pero el revocar la medida no garantiza que vuelva la normalidad a las aulas pues el movimiento estudiantil, hoy nutrido, afirma que no la permitirá mientras quien legítimamente fue electo rector y posesionado como tal siga como cabeza de la UIS?
¿El revocar la cancelación del semestre pone fin al problema? No, permitirá reabrir las puertas de la catedral, levantar las carpas del parque de Santander, pero la anormalidad académica continuará.
¿Qué es de desear? Que mentes lúcidas y sosegadas, alejadas de las posiciones radicales que hay, propongan fórmulas que tiendan puentes y garanticen el retorno de la normalidad académica. De resto, los comunicados, las entrevistas de prensa y demás servirán para alimentar el conflicto pero no para buscar la solución del mismo.
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