Francisco Javier Saldarriaga A.
El Colombiano, Medellín
Junio 18 de 2009
Vemos cómo los señores de
Claro que como son intocables, no permiten que se les cuestione y mucho menos por parte de autoridades de elección popular. Cuando esto se presenta, inmediatamente acuden llorosos a instancias internacionales poniendo la queja de que el hermano mayor los miró feo.
De otro lado vemos cómo algunos representantes a
Estos señores tienen la capacidad de análisis, fundamentada en las ganas de reconocimiento popular, pero por algunos pequeños grupos de seguidores o, vaya uno a saber, si lo que los impulsa es el deseo de encontrar un filón de dónde ruñir algunos dinerillos, muy necesarios para sus campañas, esas sí reeleccionistas sin límites, a las altas corporaciones.
No creo que su cerebro les alcance para medir las consecuencias nefastas que estas iniciativas traen para el desarrollo del país, puesto que una de las condiciones básicas necesarias e ineludibles para la creación de industrias y generar desarrollo a largo plazo, es la confianza jurídica y tributaria.
No es concebible, entonces, que en medio de una crisis de empleo gigantesca y una desaceleración de la economía, se estén presentando proyectos como el que está haciendo curso en
Las gallinitas de huevos de oro solo existen en la imaginación de quienes crearon esos cuentos, pero nuestros legisladores creen a pies juntillas en su existencia y deciden sacar recursos de donde no los hay para favorecer, como está comprobado en muchos casos, a entidades que dilapidan los recursos que les entregan por transferencias, debido a que los reciben sin ningún tipo de esfuerzo. Son como quienes viven de las rentas que les dejó papi, gastan y gastan sin medirse.
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