Por Humberto De la Calle
El Espectador, Bogotá
Junio 21 de 2009
VAMOS A INCURRIR EN ALGUNAS reflexiones políticamente incorrectas:
Sabiduría convencional: los conscriptos no deben atender las necesidades del combate. Para eso tenemos soldados profesionales. Error. Aunque doloroso, el conflicto nos concierne a todos. Por el contrario, lo grave es que las clases dirigentes lograron en el pasado un arreglo consistente en que sólo los campesinos pobres iban al frente. Los demás, a beber whisky en los clubes sociales. Y más adelante, con la figura de los soldados profesionales, limpiamos nuestra conciencia. ¿Mueren? Para eso les pagan.
La sociedad no ha asumido de verdad el desafío de derrotar el terrorismo.
Sabiduría convencional: las víctimas merecen una ley para que el Estado les reconozca su derecho a la reparación.
El Gobierno ha sido mezquino al apelar al principio de solidaridad. Falso. Los estándares internacionales se han construido con base en casos en los que el Estado estaba comprometido. El cono sur, ni se diga. El apartheid, política del Estado surafricano. Guatemala: paramilitarismo con conexiones indiscutibles con agentes estatales. El Salvador: empate militar en una sociedad permeada en todos sus estamentos por el conflicto. En el caso colombiano, la guerrilla no ha tenido conexión con el Estado. Hay que reparar a las víctimas por solidaridad. De lo contrario, la triangulación sería macabra: las Farc matan, pagamos todos. ¿Habría mayor incentivo para el terrorismo? Y en cuanto a los paras, hay muchos casos de compromiso estatal. Pero no todos. ¿Cómo discriminar? Lo ideal es la sentencia judicial previa. Se demora mucho, es cierto. Pero ese es un problema de la justicia, no de la ley de víctimas. Porque entonces habría que darle solución administrativa a las pensiones de los viejitos, a las desatenciones del derecho a la salud, a los procesos laborales, en fin, a los lanzamientos. Se podría más bien inventar un juicio expedito para las víctimas, como la tutela.
Sabiduría convencional: La ley de víctimas la hundió la terquedad del Gobierno. ¿No sería más bien que el interés del senador Cristo no era tanto abogar por las víctimas sino hacer un pulso con el Gobierno? A cambio de reflexión hubo mucha política partidista y algo de demagogia. En vez de leyes retóricas, es mejor una ley ajustada a la realidad fiscal.
Coda: Ni siquiera conozco mucho al senador Robledo. Usualmente estoy en desacuerdo con él. Pero creo que es un político limpio, coherente, inteligente y valiente. Tengo el eco de su paso por la cátedra en Manizales. Ninguna invitación a las armas. Hasta donde supe por amigos de infancia en altos cargos en el MOIR, al contrario de lo que se dice, ese partido no sólo jamás hizo pactos con las Farc sino que sus militantes fueron víctimas de persecución.
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