domingo, 28 de junio de 2009

El artículo de doña Anastasia

Editorial

El Mundo, Medellín

Jueves 25 de junio

La periodista se refiere al papel jugado por aquel ministro del gobierno Correa, hoy caído en desgracia.

Por tratarse de un tema que está vivo y coleando y que para nuestro país significó una ruptura de relaciones con el Ecuador, estatus que tercamente mantiene el belicoso presidente Rafael Correa, no queremos pasar por alto el artículo de Mary Anastasia O’Grady, editora de la sección ‘Américas’ del prestigioso diario norteamericano The Wall Street Journal, titulado “Las Farc, amigas del Ecuador”, que esta semana levantó roncha en el solar vecino y generó furiosas y contradictorias reacciones por parte de altos funcionarios de ese gobierno.

La periodista comienza haciendo un par de advertencias. Una, que no se trata de un refrito sino de “documentos que no habían sido divulgados... y que llegaron a mis manos la semana pasada”. Y la otra, claramente dirigida al gobierno de su país: “Alguien debería avisarle a la Casa Blanca. Hace diez días, el presidente Obama llamó a Correa, según un vocero, para ‘felicitarlo por su reciente reelección’. Obama también deseaba ‘expresar su deseo de profundizar nuestra relación bilateral y mantener un diálogo constante que pueda asegurar una relación productiva basada en el respeto mutuo’. Correa es cualquier cosa menos respetuoso de los intereses de Estados Unidos en la región. Es más parecido a Fidel Castro, aunque tenga un doctorado en economía de la Universidad de Illinois. Bajo su mandato, la libertad se ha estado evaporando más rápido de lo que uno se demora en pronunciar la palabra bolivariano. Ahora, la correspondencia de Reyes aporta sólida evidencia de que Ecuador ha estado apoyando a las guerrillas marxistas de las Farc, que consideran a EEUU como un gran enemigo. Correa ha afirmado públicamente que no es un cómplice de las Farc. Reyes, sin embargo, informó lo contrario”.


Para respaldar su aserto, cita una carta de Reyes al comandante Marulanda, del 5 de enero de 2007, en la que le informa sobre ‘la inminente visita de un emisario de Rafael Correa’. “El propósito de la reunión – continúa la periodista - era, entre otras cosas, forjar ‘acuerdos bilaterales de colaboración’ por los que ‘al capturar guerrilleros nuestros en su territorio nos los entregan a nosotros mismos y ninguno vaya a manos de autoridades colombianas’. Reyes afirmó que el emisario venía a fortalecer ‘el comité binacional, integrado por camaradas del PCCC [una alusión al partido comunista clandestino de Colombia] y amigos ecuatorianos, para denunciar las violaciones de la soberanía de Ecuador por las tropas de Uribe y demostrar los nocivos efectos de las fumigaciones’”.


La periodista se refiere luego al papel jugado por aquel ministro del gobierno Correa, hoy caído en desgracia. “... El 18 de enero de 2008, Reyes le escribió al secretariado de las Farc resumiendo ‘una visita del ministro de seguridad de Ecuador Gustavo Larrea... quien a nombre del presidente Correa trajo saludos para el camarada Manuel (Marulanda)’. Según Reyes, Larrea expresó ‘interés del presidente de oficializar las relaciones con la dirección de las Farc’. Reyes escribió que Larrea afirmó que estaba listo para desplazar a comandantes de las fuerzas de seguridad que eran ‘hostiles con las comunidades’ en la zona de la frontera y que Ecuador no haría nada para ayudar al presidente colombiano Álvaro Uribe en el conflicto interno de Colombia... Reyes informó que Larrea quería concretar un ‘canje’ de rehenes por prisioneros porque iba a ‘dinamizar’ la carrera política de Correa. Pero las cartas de Reyes revelan mucho más que un deseo por parte de Correa de ser un héroe humanitario. Pintan un cuadro de un gobierno decidido a debilitar a su vecino, Colombia”, concluye O’Grady, y remata con este apunte directo al ojo de Filipo: “Uribe visitará
la Casa Blanca la semana próxima. Será interesante ver si Obama está tan preocupado de la relación bilateral con Colombia como de la del vecino no muy amigable de Uribe”.

El artículo fue publicado originalmente el lunes, 22 de junio, y dado su carácter explosivo fue inmediatamente reproducido, glosado o resumido por muchas publicaciones en el mundo, tanto impresas como en Internet. Ese mismo día, el ministro de Defensa ecuatoriano, Javier Ponce, pretendió restarle importancia: “Es una noticia absolutamente antojadiza, creo que ni siquiera vale la pena desmentirla... Todo es un supuesto, basado en un supuesto correo, de una supuesta computadora”. Y el vicepresidente Lenin Moreno califico de “groseras” las acusaciones contenidas en el artículo e ironizó diciendo que “todos deberíamos contar con esos computadores que resisten hasta bombardeos”.


Otra muy distinta fue la actitud de
la Cancillería –por instrucción muy seguramente del presidente Correa– que el martes expidió un comunicado informando que había exigido a la dirección de WSJ una “rectificación inmediata de las afirmaciones realizadas” en el artículo de O’Grady, donde “se acusa al gobierno de apoyar activamente a la guerrilla colombiana de las Farc, con base en información no verificada..., que daña la imagen del Ecuador y puede confundir a la opinión pública estadounidense”. El gobierno Correa insiste en su comunicado en el manoseado argumento de que “no se puede certificar la veracidad” de las denuncias “en la medida en que los computadores supuestamente encontrados no siguieron la cadena de custodia”. Eso es falso. En su informe del 15 de mayo de 2008, después de dos meses de trabajo de un equipo de expertos en informática forense, la Interpol certificó que el contenido de los tres computadores portátiles, tres unidades de memoria USB y dos discos externos, incautados por el Ejército en el campamento permanente de ‘Raúl Reyes’ en Ecuador, estaba intacto, es decir, que no había evidencia de modificación, alteración, adición o borrado de los archivos de usuario. Otra cosa es que el Gobierno del señor Correa no quiera admitirlo, pero lo cierto es que de la ‘mina’ de Reyes siguen saliendo verdades como catedrales.

No hay comentarios: