Por Luis Carvajal Basto
El Espectador, Bogotá
Junio 29 de 2009
La frase no es de alguno de los promotores del referendo sino del Presidente del Polo, el Partido de oposición más votado en las pasadas elecciones, y explica la conducta de muchos, que con la tesis de defender la Constitución para que el Presidente no pueda ser candidato y abrir camino a sus propias opciones, deterioran las Instituciones.
La lógica de la mala política lleva a quienes la practican a centrar sus discursos en denigrar del contrario, en lugar de seducir al electorado con propuestas. Se llama publicidad negativa en el mercadeo de productos. En el electoral sus efectos son similares: en el corto plazo producen algún resultado, más allá dañan lo que se intenta promover.
Puestos en escena los actuales candidatos se observa que falta camino por recorrer y aspirantes por aparecer. Hasta ahora, se ha hecho un trabajo en cabeza de quienes quieren demoler la imagen del Presidente pero no aparece alguno capaz de continuarlo o reemplazarlo. Los “demoledores” temen que la opinión, mayoritariamente Uribista, les pase factura.
Los “errores” de esta “estrategia” han sido previstos por sectores de la oposición que se corren hacia el centro en una manifestación de oportunismo, cada vez que aparece una encuesta que constata la favorabilidad del Presidente. Es el caso de los precandidatos Petro y Lucho.
Otro tipo de “oposición” la ejercen sectores del oficialismo Liberal, pero al contrario: se mueven al centro desde la “derecha”. Con resultados como que el candidato del Liberalismo podría ser el Doctor Pardo, ex dirigente Pastranista y del mismo Presidente Uribe, en pasadas elecciones.
Esta oposición con frecuencia sostiene argumentos tan malos como que el gobierno no tiene políticas anti cíclicas para afrontar la crisis en la Economía pero no dice nada acerca del crecimiento de los años anteriores, del desempleo de un dígito que se consiguió en algún momento, del aumento en la inversión, y de que hoy, cuando el mundo entero muestra cifras de decrecimiento, en Colombia apenas discutimos si estamos o no en recesión.
Nadie que conozca la realidad política de Colombia puede afirmar que los “falsos positivos” han sido una política de Estado. Pero esta oposición lo deja en el aire o lo afirma “por debajo de la mesa”. No recuerdan las decenas de miles de desmovilizados, los narcos y paramilitares encarcelados o extraditados. Etc.A la vez, para no confrontar a la opinión, se muestran amigos de “los efectos positivos” de la seguridad democrática.
Todos sabemos que el actual no es el mejor Congreso. Es el que tenemos. Y tampoco está establecido si el argumento jurídico para frenar una nueva reelección debería ser tratado por la Corte Suprema o la Constitucional. Pero una “leguleyada” de una oposición sin argumentos y escasa de votos, quiere pasar por encima de la voluntad manifiesta de millones de Colombianos, que no incluye, hasta ahora, al Presidente. Eso es inaceptable en democracia y el derecho de esos Ciudadanos podría ser tutelado.
Quienes no quieren la reelección del Presidente no tienen “patente de corso” para destruir las instituciones que argumentan defender. Otra cosa son los delitos que puedan haber cometido personas que deben ser juzgadas y castigadas. Ni siquiera porque Uribe les gane, en la eventualidad de presentarse, en la primera vuelta.
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