Por: Uriel Ortiz Soto
El Espectador, Bogotá
Agosto 13 de 2009
Cuando Don Quijote de
Los copietas e imitadores como en el caso de Don Quijote y Chávez, son personas que no han desarrollado su propia personalidad, no tienen una visión clara de su futuro y proyecto de vida. Siempre tratan de acomodarse a algún personaje que los ha impactado desde los primeros años de su existencia. Sin embargo, constantemente caen en el vacío y viven en un mar de contradicciones. Son faltos de personalidad y de comportamientos extravagantes. Viven anclados en las poses y vivencias del personaje que imitan y por el cual deliran.
Con lo anterior creo no estar equivocado para referirme a la personalidad del presidente de los Venezolanos, que, con su comportamiento picaresco, grosero, pendenciero; y de ambivalentes determinaciones, cada día se parece más al Caballero de
El presidente Chávez, es tan veloz en su imaginación, pero, tan pobre en sus razonamientos, que solo un experimentado siquiatra, experto en delirios de poder, persecución y grandeza, sabrá desentrañar su enfermedad que se oculta en lo más profundo de su personalidad, que para desgracia de nuestro querido pueblo de Venezuela, lo está colocando ante el mundo, como el gobierno jocoso de Sancho panza, cuando el Caballero de
Nadie entiende las posturas de Chávez, en menos de un año, como lo hacía el caballero de la triste figura, ha amenazado y desafiado a Colombia con guerras imaginarias, pero, lo más grave moviendo batallones a la frontera sin ninguna consideración y respeto por sus Fuerzas Armadas. Ha ultrajado con palabras vulgares y pendencieras la dignidad de nuestro presidente, pisoteado los acuerdos bilaterales en todos los aspectos y llamado a su embajador a consulta en tres ocasiones, para luego tenerle que decir que regrese a Bogotá, a cumplir con sus deberes diplomáticos.
Considero que la situación grave de Colombia frente a Venezuela, no es tanto por sus malos entendidos, lo es más crítica, por el estado de inestabilidad mental de su mandatario. Eso de querer destruir o condicionar las relaciones bilaterales especialmente las comerciales con Colombia, que se han construido a través de siglos y del nacimiento de las dos repúblicas, es falta de responsabilidad y no entender que, estas, han sido todo un trabajo arduo y bien construido por comerciantes, industriales y transportadores, que, ningún gobernante podrá liquidarlas puesto que están cocidas palmo a palmo desde los inicios de la independencia.
Las relaciones Colombo-Venezolanas, están tan bien cimentadas, que gobernante que pretenda hacer lo contrario, fácilmente podría ser derrocado por ambos países. No olvidemos que todo lo que sucede en cualquiera de ellos, repercute de una, u, otra manera en el otro. Para vergüenza de nuestro País, en este episodio de Colombia con Venezuela, no han faltado los Sancho panzas, empezando por el ex presidente Samper, que dando mal ejemplo de dignidad y compostura, desconoció
Considero que los organismos competentes: Mesa Directiva del Senado de
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