lunes, 21 de septiembre de 2009

Ciencia, tecnología e innovación: ¡asunto de todos!

Por Carlos Felipe Londoño Alvarez

El Colombiano Medellín

Septiembre 21 de 2009

La semana pasada, durante el Foro Económico Mundial que se realizó en China, se publicó un nuevo informe sobre la competitividad de las naciones, en el cual Colombia aparece en el puesto 69 entre 133 países, es decir, se encuentra en el promedio del escalafón, que es liderado por Suiza, Estados Unidos y Singapur. En América Latina, nos superan Chile, Puerto Rico, Costa Rica, Brasil, Panamá, México y Uruguay, mientras que los países del Alba ocupan puestos del 105 hacia abajo, en el último quintil de la clasificación.

También se conoció a finales de agosto la información sobre los niveles de pobreza, del 46%, y de miseria, cercano al 18%, ligeramente por debajo de las cifras de hace tres años, a pesar de las favorables tasas de crecimiento económico durante ese lapso. Y el desempleo sigue creciente con tasas promedio cercanas al 13%, con una significativa parte de la población subempleada o independiente en empleos de bajos ingresos y baja calidad y estabilidad.

Frente a esta realidad, en internet se puede apreciar un motivador video de la Vicepresidencia de la República sobre Colombia 2025, en la que destaca al país, en forma imaginaria, como líder en nuestro continente y ejemplo en el mundo para ese entonces, fruto del cambio de mentalidad y de la inversión en áreas de biotecnología, industrias de la creatividad y energías alternativas limpias, procesos que se habrían iniciado en los tiempos que hoy vivimos (www.colombia2025.com).

Es evidente el contraste entre nuestra realidad actual y ese país soñado; tal vez, por ese impacto, tiene sentido la propuesta de la Vicepresidencia de la República, pero obliga a hacer algunos comentarios. En primer lugar, el video hace referencia a tres áreas estratégicas en las que Colombia decidió invertir; sin importar si son tres y si son las citadas, esa es la primera tarea que el país no ha hecho aún -ni tampoco nuestras regiones y ciudades- y es definir los sectores estratégicos en los que se debe favorecer el desarrollo de nuevas empresas con mayor valor agregado, competitivas en el mundo global y generadoras de empleo de calidad.

Segundo, tal como se ha reiterado en esta columna, si bien son muchos los factores que inciden en la competitividad del país, hay tres muy significativos para Colombia que demandan esfuerzos en el largo plazo: la educación; la ciencia, tecnología e innovación; y las obras de infraestructura, especialmente en comunicaciones.

Hoy conviene enfatizar en la importancia de la ciencia, la tecnología y la innovación, pues son elementos críticos para dar el salto esperado. Colombia invierte un escaso 0,3% del PIB en este tema, lejos del 3 o 4% de países como Corea; para 2010 habrá un presupuesto cercano a 140 billones (millones de millones) de pesos y Colciencias recibiría del orden de 300 mil millones de pesos, lo cual es muy poco para formar los doctores que el país necesita en las áreas estratégicas que se definan y para fomentar la investigación e innovación; además, si se quiere llegar al 2% establecido en Visión Colombia II Centenario, se requiere invertir en forma creciente y progresiva.


Si nuestro país realmente quiere transformarse para ser competitivo en la economía global y quebrarle el pescuezo a males tan enquistados en nuestra sociedad como el alto nivel de desempleo, pobreza e indigencia, debe tomar conciencia de la importancia de invertir mayores esfuerzos y recursos en ciencia, tecnología e innovación. Y aunque la responsabilidad mayor es del gobierno central, es necesario el liderazgo y compromiso coherente de los gobiernos locales y de dirigentes empresariales para que unan su voluntad a este clamor universitario por un mejor futuro, por un mejor país.

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