Por Carlos Felipe Londoño Alvarez
El Colombiano Medellín
Septiembre 21 de 2009
También se conoció a finales de agosto la información sobre los niveles de pobreza, del 46%, y de miseria, cercano al 18%, ligeramente por debajo de las cifras de hace tres años, a pesar de las favorables tasas de crecimiento económico durante ese lapso. Y el desempleo sigue creciente con tasas promedio cercanas al 13%, con una significativa parte de la población subempleada o independiente en empleos de bajos ingresos y baja calidad y estabilidad.
Frente a esta realidad, en internet se puede apreciar un motivador video de
Es evidente el contraste entre nuestra realidad actual y ese país soñado; tal vez, por ese impacto, tiene sentido la propuesta de
Segundo, tal como se ha reiterado en esta columna, si bien son muchos los factores que inciden en la competitividad del país, hay tres muy significativos para Colombia que demandan esfuerzos en el largo plazo: la educación; la ciencia, tecnología e innovación; y las obras de infraestructura, especialmente en comunicaciones.
Hoy conviene enfatizar en la importancia de la ciencia, la tecnología y la innovación, pues son elementos críticos para dar el salto esperado. Colombia invierte un escaso 0,3% del PIB en este tema, lejos del 3 o 4% de países como Corea; para 2010 habrá un presupuesto cercano a 140 billones (millones de millones) de pesos y Colciencias recibiría del orden de 300 mil millones de pesos, lo cual es muy poco para formar los doctores que el país necesita en las áreas estratégicas que se definan y para fomentar la investigación e innovación; además, si se quiere llegar al 2% establecido en Visión Colombia II Centenario, se requiere invertir en forma creciente y progresiva.
Si nuestro país realmente quiere transformarse para ser competitivo en la economía global y quebrarle el pescuezo a males tan enquistados en nuestra sociedad como el alto nivel de desempleo, pobreza e indigencia, debe tomar conciencia de la importancia de invertir mayores esfuerzos y recursos en ciencia, tecnología e innovación. Y aunque la responsabilidad mayor es del gobierno central, es necesario el liderazgo y compromiso coherente de los gobiernos locales y de dirigentes empresariales para que unan su voluntad a este clamor universitario por un mejor futuro, por un mejor país.
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