viernes, 4 de septiembre de 2009

“El burro hablando de orejas”

Por Edmundo López Gómez

El Nuevo Siglo

Septiembre 4 de 2009

NUNCA habíamos escuchado tan descompuesto al expresidente César Gaviria, si uno se atiene a su crispada reacción por lo de las nuevas “chuzadas” telefónicas, supuestamente atribuidas al DAS.

Vociferó el expresidente. El tono de sus palabras se volvió pendenciero, en contraste con el que nos habíamos acostumbrado escuchar, delgado, de bajos decibeles, y siempre circunspecto en el decir. De un tajo descalificó al Gobierno y muchos pensaron que había cercenado con su espada la cabeza del presidente Uribe, quien tenía “la máquina de delincuencia del DAS al servicio de la Casa de Nariño”, acusación que habría estremecido a nuestro país si no se supiera que el expresidente estaba haciendo proselitismo político para despertar la dormida mística de un partido que ha permanecido precisamente en estado de catalepsia durante todo el tiempo en que él, como “jefe único”, lo ha dirigido.

Nos llamó la atención, además, que hubiera lanzado su diatriba desde la ciudad de Cúcuta, en las vecindades de Venezuela, y al mismo tiempo en que el coronel presidente Chávez irrespetaba al Presidente de Colombia y ofendía la dignidad de nuestro pueblo en su programa “Aló Presidente”, desde Caracas.

Estuvieron parejos en el maldecir Gaviria Trujillo y Chávez Frías, y seguramente el deschavetado señor Chávez reproducirá las palabras que el expresidente colombiano dijo contra el presidente Uribe, cuando afirmó que éste se quería hacer reelegir “para continuar pateando al Estado”; con lo cual, ni más ni menos, le pasó municiones al enemigo para que siguiera disparando contra Colombia.


Sabe, sin embargo, el expresidente que en esta nación que gobernó, leyes como la del Referendo no nacen a la vida jurídica sino después del control judicial a que están sometidas; control que no está previsto en dictaduras como la que supone el expresidente existe en nuestro país. En efecto, la Corte Constitucional, una institución que ha brillado por su independencia y sabiduría, dictaminará si hubo o no vicios de procedimiento en la formación de la ley de referendo que acaba de aprobar el Congreso.

¿Pero de dónde provienen tan destempladas glosas? ¿De alguien que haya defendido al Parlamento? ¿De algún estadista que hubiera respetado las reglas de juego insertas en nuestra Constitución Política?

No. Provienen de un expresidente que le dio un golpe de mano al Congreso Nacional elegido en 1990 por más de siete millones de votos, en inconfesable pacto con el M-19, para anticipar, como se anticiparon, las elecciones de un Congreso que había sido elegido por cuatro años de acuerdo con las reglas de juego preexistentes y que no se debieron alterar jamás en un Estado de Derecho constitucional y democrático, para decirlo en los términos del tratadista Karl Loewenstein.


¡El burro hablando de orejas!, dice la sabiduría popular, y esta vez, hablando de “patadas” un expresidente que se puso de enjalma nuestra Constitución Política.



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