jueves, 17 de septiembre de 2009

El inglés y el francés

Editorial

El Heraldo, Barranquilla

Septiembre 17 de 2009

En este mundo globalizado una segunda lengua debe hacer parte de la educación básica de todo ciudadano para poder desempeñarse en cualquier escenario internacional. Para ser más específicos, el manejo del inglés debe darse por descontado.

En sociedades desarrolladas lo que hace unas décadas era considerado privilegio de pocos, hoy es percibido como una necesidad. En Europa, por ejemplo, ante tanta diversidad lingüística, el manejo del inglés es imprescindible como lingua franca para que italianos, franceses y alemanes puedan enlazarse en una sola conversación.


Con el pasar de los años, y el acelerado desarrollo tecnológico, las cifras han demostrado que el inglés sigue siendo la lengua internacional, hablada en diferentes espacios: desde el mundo académico, pasando por el de los negocios, hasta el del entretenimiento.


No obstante que el inglés no ocupa el primer lugar entre los idiomas más hablados del mundo porque ese sitio es para el mandarín, sigue siendo el idioma internacional por la facilidad que representa su aprendizaje en comparación con el de los orientales.


Las estadísticas señalan que 837 millones de personas hablan mandarín, 370 millones dominan el inglés, y que la nuestra, el español, es la tercera más hablada con 300 millones.


Ante esta realidad, los colombianos estamos en una posición ventajosa y desventajosa a la vez. Ventajosa, porque tenemos como lengua materna, la tercera más hablada en el mundo, lo que nos hace las cosas más fáciles en algunos escenarios internacionales. Pero, también estamos en desventaja, porque donde se jalona el progreso mundial la comunicación es en inglés. Y en ese sentido, la situación de Colombia es crítica.


De acuerdo con un artículo publicado por la Revista Dinero hace unas semanas, el promedio que obtuvo el país en el Toefl no lo dejó bien posicionado ni siquiera ante varios países latinoamericanos. El Toefl, por su nombre en inglés, es un examen que mide el dominio de este idioma para quienes no lo hablan como lengua materna.


En los exámenes de 2007 y 2008 en unos 160 países, Colombia ocupó el puesto 81 y 76, respectivamente, con un promedio de 80 puntos sobre 120 posibles. Si bien con este puntaje cualquier bachiller puede iniciar un proceso de selección para un pregrado en una universidad en Estados Unidos, o cursar determinados postgrados, al comparar el desemepeño nacional con el latinoamericano, hay mucho por mejorar.


Uruguay, por ejemplo, obtuvo 96 puntos. Este resultado, considerado alto, es aceptado en muchas universidades sin mayores inconvenientes. Uruguay, como Colombia, tiene por primera lengua el español y sus ciudadanos nuestras mismas dificultades para asimilar el inglés como segunda lengua.


Por eso muchos optan por participar de programas de inmersión en el Reino Unido o Estados Unidos. Sin embargo, como la tecnología logra desbibujar fronteras, hay quienes recurren a las salas de chat o páginas especializadas para reforzar su aprendizaje.

Educación con el Programa Nacional de Bilingüismo 2004-2019, los estudiantes de bachillerato de las instituciones públicas, sobre todo, no logran entender la gramática inglesa más allá del verbo To Be.

Solo un pequeño grupo de colegios bilingües logra enseñar a sus estudiantes los conocimientos básicos, intermedios, y avanzados -en algunos casos- para que puedan iniciar una vida académica, si así lo desean, en un país angloparlante o mantener sus capacidades linguísticas como medio para seguirse culturizando.

En este contexto aplaudimos el esfuerzo de la Secretaría de Educación Distrital en reforzar la enseñanza de una segunda lengua en las aulas públicas de la ciudad y el interés en incluir el francés en el curriculo estudiantil.

Se trata de una buena iniciativa, pero no hay que olvidar que la calidad del inglés, que ya hace parte del currículo básico, no es la mejor. Y justamente, el inglés es una de las competencias que el Icfes evalúa año tras año.



Sugerimos, entonces, que así como se están haciendo esfuerzos para introducir la cultura fracófona en las aulas locales, se haga lo propio con instituciones como el Colombo Americano, o el Consejo Británico, para que el inglés deje de ser del dominio de unas minorías privilegiadas y despegue de una vez por todas en la educación pública.


Así, nuestros estudiantes podrán insertarse mejor en este mundo de la globalización.

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