martes, 1 de septiembre de 2009

Frente democrático

Por Ramiro Andrade Terán

El País, Cali

Septiembre 01 de 2009

Triste panorama de América del Sur el que se mostró en la reunión de Unasur. El Continente está dividido, al parecer de manera irreconciliable, en un belicoso grupo constituido por Venezuela, Ecuador y Bolivia que mantienen una posición muy dura frente a EE.UU. Chávez es el cerebro -y la chequera- de un bloque que no esconde estar dispuesto a una contratación militar frente a Norteamérica. Idea lunática que el Presidente venezolano -el vecino “Socialista del Siglo XXI”- introdujo en la política continental y que mantiene por su capacidad de comprar lealtades que se pagan con el océano de petróleo que tiene Venezuela. Correa es probablemente la figura más inquietante del cuarteto integrado por Chávez, Correa, Evo y, en América Central, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien tiene sus ojos puestos en San Andrés.

Al final de la reunión de Unasur se habla de ganadores y perdedores y se reconoce que Uribe ganó la partida. Algo parcialmente cierto. Es cierto que logró evadir el cerco tendido por Chávez y sus amigos. Pero en la reunión de Bariloche quedó claro que América del Sur está partida en tres bloques. El de los radicales de Chávez, Evo Morales y Correa, que reciben los beneficios del petróleo y constituyen un bloque militar muy importante. Otro sector tiene a Brasil como líder; y un tercero lo integran Colombia y Perú. El resto de países va y viene, al vaivén de los acontecimientos. Lo que Bolívar llamó el “Continente de la Esperanza” es hoy un rosario de ambiciones, una cadena de aspirantes a caudillos populistas; y ‘socialistas’ que se quedaron detrás de lo ocurrido con la caída de la Unión Soviética.

Es exagerado afirmar que un sector u otro ganó en Unasur. Es cierto que Colombia salió bien librada frente al vociferante Correa; el inspirador del grupo, Chávez, y sus amigos como Argentina. Uribe fue, vio y no se dejó poner en el banquillo. Lula hizo el papel que le corresponde como el país más importante de Suramérica, pero le faltaron los cinco centavos para el peso. Debió salir fortalecido de ese encuentro clave como el gran líder del Continente pero no fue así. En algún momento la velocidad y magnitud de los desacuerdos le pasaron por encima. Pero reaccionó al final y logró que se adoptara su tesis de no condenar el acuerdo con EE.UU. y someterlo a un análisis posterior, un punto que favoreció a Uribe.


América del Sur avanza por un camino tenebroso. Al frente de algunos países están calificados ambiciosos a quienes la integración continental les importa poco. O tienen cuentas por cobrar a sus vecinos. O manejan un ilimitado sectarismo de rancia izquierda. Frente a ese panorama no es válido nada diferente a un frente democrático continental sobre el cual debe trabajarse ya.
Donde quepamos todos.


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