lunes, 21 de septiembre de 2009

Helicópteros que llegan para las Farc

Por Óscar Tulio Lizcano

El Colombiano, Medellín

Septiembre 20 de 2009

"A veces el silencio es la peor mentira" . Lo dijo Miguel de Unamuno.


Lo confirman algunos funcionarios del alto gobierno con su propio silencio. Traigo a colación la frase del escritor español como una explicación a un silencio que me inquieta.

Han transcurrido dos meses desde que a través del libro testimonial sobre mi secuestro, " Años en silencio ", Escribí una de esas historias que no dejan de parecer conjuros de una realidad que desborda lo inverosímil.

"La China Socialista está dispuesta a trabajar por las Farc", titulé la crónica publicada en mi libro. Y me dirá, usted lector, si el título no es suficientemente significativo para pasarlo por alto. Pero aún así, pasó inadvertido. Sucedió lo mismo con dos artículos publicados en importantes diarios capitalinos: "¿Conexión china con las Farc?, tituló El Espectador; El Tiempo, por su parte, también reseñó el asunto. La denuncia obtuvo eco en noticieros de televisión, agencias de prensa y otros medios nacionales e internacionales.

Sin embargo, ese eco no llegó al lugar al que debía llegar. Y eso, reitero, es lo que me preocupa. ¿Acaso no debe el Ministro de Minas pronunciarse frente al hecho? ¿Acaso la Agencia Nacional de Hidrocarburos no es la encargada de entregar la exploración del petróleo en nuestro país y por tanto responsable de lo que en ella pase? ¿Acaso la Compañía Estatal China BPG no tiene alguna explicación para darnos?

El silencio de estas tres importantes instituciones del Estado es una afrenta a los miles de colombianos que padecen esta guerra y que, en últimas, somos víctimas de aquellos que en el afán de buscar beneficios particulares, apoyan descaradamente a los grupos armados.

Estos testimonios indignan porque mientras yo, durante mi secuestro, sufría graves quebrantos de salud, un equipo de médicos enviados por la compañía se encargaba de revisar a todos los insurgentes. Les tomaron muestra de orina y sangre, y les examinaron los ojos y extrajeron uno que otro diente.

Los galenos viajaban en helicópteros blancos, de rayas rojas y logotipo de Bureau Geophysical Processing (BGP), una División de la Empresa Estatal China National Petroleum Corporation (CNPC), que por encargo de la Agencia Nacional de Hidrocarburos de Colombia hacía exploraciones petroleras en ciertas zonas del Chocó. Las aeronaves de esta empresa aterrizaron en distintos campamentos guerrilleros a principios del año 2006, burlando extrañamente el cerco militar que agobiaba al frente guerrillero y lo hizo no en una, sino en siete ocasiones.

Entregaban medicamentos y víveres, además de sofisticados aparatos médicos para atender a los guerrilleros enfermos. Había momentos en que el campamento se convertía en un festejo. Los visitantes les llevaban a los guerrilleros ensaladas de frutas y dulces, mientras yo, a pocos kilómetros, estaba enfermo, sin atención médica y sin medicamentos.

Alguna vez, incluso, un equipo de 20 profesionales vestidos de overoles naranja visitó el campamento. Se llevaron un susto con los sobrevuelos de aviones de la Fuerza Aérea Colombiana. Luego del retiro de estas aeronaves militares, uno de los pilotos de los helicópteros recibió la orden de sobrevolar la zona para que, desde arriba, informara si las 'caletas' de los guerrilleros podían ser descubiertas. El piloto de la compañía china advirtió que no había de qué preocuparse.

Como no estuve presente en ello y por la gravedad de los hechos relatados, corroboré la información con distintas fuentes: guerrilleros desmovilizados, civiles y autoridades locales y regionales de la zona donde sucedió. Iván, el segundo al mando del frente guerrillero, ahora desmovilizado, me narró detalles de la llegada de estos helicópteros, como también lo hizo en vivo y en directo ante los medios de prensa, radio y televisión. Él fue el encargado de recibir la "generosa" misión.

¿Qué buscaba esta compañía apoyando al grupo guerrillero que me tuvo secuestrado durante nueve años? Es la pregunta que no he resuelto y que como obliga la ley, deben responder los altos funcionarios del gobierno, bajo la potestad de la seguridad democrática, que promueve derrotarlos militarmente.

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