El Nuevo Siglo, Bogotá
Septiembre 18 de 2009
NO hay nada más efectivo para destruir a un país, aniquilando su economía y sumiendo a sus habitantes en la pobreza, que las ideologías extremas. Esto lo lograron Hitler, Mussolini, Lenin y lo continúan haciendo los Castro en Cuba y otros en el mundo. Lo peor es que usualmente arrastran en su estela a muchos de sus vecinos. Hoy lo intenta Chávez en Venezuela con su “socialismo del siglo XXI”. Chávez destruye las libertades de nuestros hermanos venezolanos y los conduce a los niveles de “bienestar” de los cubanos destruyendo la economía, queriendo en el proceso hacernos el mayor daño posible pues le es insoportable tener de vecina a una democracia exitosa económicamente.
No le importa al autócrata arruinar la economía de su país con tal de imponer su ideología. Tal vez mire a su mentor del Caribe, para quien el estado lamentable de su pueblo se justifica por la “felicidad comunista” de la que gozan y piensa que si este ha sostenido esta situación a pocos kilómetros de Estados Unidos, durante 50 años, por cuántos no podrá mantenerla él con el petróleo. Venezuela produce hoy unos
A Colombia trata de doblegarla con insultos, amenazándola con tanques y cohetes y dejando de comprarle bienes por unos US$
Contra esta agresión ningún país “amigo” ha protestado. Denunciémosla nosotros ante los organismos internacionales aunque nada hagan estos. Nuestro Gobierno se ha excedido en pasividad y ya es hora de defender más activamente nuestros intereses. Al que pone la otra mejilla, todos le caen, como acaba de suceder en Unasur.
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