miércoles, 9 de septiembre de 2009

La bigornia y los esquiroles

Por José Obdulio Gaviria

El Tiempo, Bogotá

Septiembre 9 de 2009

Año 1993. Bogotá -por obra de la tragonería de cierto sector sindical estatal- entró en crisis sanitaria: los "escobitas" (EDIS) se negaban a recoger las basuras mientras la administración Castro no les concediera prebendas inauditas.

Luis Alfredo Ramos, alcalde, y Héctor Quintero, gerente de Empresas Varias de Medellín, respondieron al S. O. S. y trasladaron para Bogotá, a las volandas, carros, trabajadores y un administrador. A los días, la capital vio, con asombro, cómo unos pocos "esquiroles paisas" -que así los denominó la bigornia mamerta-, organizados como colonia de hormigas, a las seis de la mañana, entregaban las calles bogotanas tan limpias como si fuera el primer día de la creación.

A las ocho, frescos como una lechuga, los "escobitas" importados recorrían los andurriales del centro tomando desayunos pantagruélicos, enamorando muchachas chapetonas y proponiendo, a cualquier recién conocido, cambalaches insólitos con mercancías -recicladas por ellos la noche anterior- que describían a los incautos como el último grito de la moda tecnológica de Medellín.

Diez y seis años después, asombrado, oigo a una joven periodista preguntarle a su rea -que no entrevistada- Catalina Franco, abogada destituida por la administración distrital, que por qué diablos pensó ella en Empresas Varias para operar el Relleno Doña Juana, siendo esa una entidad "sin experiencia en la materia" y que "otorga los contratos a dedo". ¡Caramba! Aun el más bruto entiende, de plano, que, al contrario, eso habla bien de Catalina: intentó lo que Castro en 1993: una solución urgente, mediante contrato interadministrativo y blindado contra corruptelas. ¿Será, además, que alguno de los interrogadores litigaba ahí para los actuales operadores?

Escuchen la entrevista (wradio.com -sección lo más oído-). No conozco a la rea ni a su esposo. No anticipo juicios: ni condeno ni absuelvo. Me refiero sólo a la ordalía que concluyó con la acriminación y destitución de la doctora Franco y el abochornamiento y humillación de la pareja.

Otra 'interrogadora' W, una marisabidilla conocida de autos, se inventó en sus comentarios una comisión de ¡20.000 millones! A los oyentes les quedó el mal sabor de que había un trabajo sucio contra una persona decente.

¡Qué dolor! El voyerismo irresponsable de un fisgón de mesas ajenas, un chuzador 'a oreja' que no respeta la intimidad de los demás y, es, para agravar las cosas, director de periódico, destruyó dos honras. Como cualquier Shakespeare de pacotilla, sobre la base de razonamientos chambones, usando mal anotaciones anodinas en un papel casual, con mala fe infinita, construyó un expediente contra funcionarias decentes, lo que asustó, con razón, a todo el mundo, incluido el Alcalde.

¡Miren ustedes! Una profesional joven -que evidencia en la entrevista tener una inteligencia alta y una formación en valores-; workohólica -como son la mayoría de jóvenes brillantes que están entrando al servicio público en los últimos años por convicción y no por roscas-; imbuida de mística -que se las ha infundido el ejemplo de dirigentes públicos como el presidente Uribe, el alcalde Peñalosa, o tantos otros-, va a las diez de la noche a un restaurante para cenar con su esposo y un abogado ilustre, amigo de ambos.

¿De qué querían que hablaran, por Dios? Hablaron de trabajo. Eso es lo que hacemos todos. Pues bien: el fisgón de la mesa de al lado armó, con una suspicacia enfermiza y juntando las pocas palabras que alcanzaba a oír, una conspiración criminal. Oigan la grabación. Miren la irresponsabilidad con la que preguntan y hablan algunos. Sopesen la seriedad de las respuestas de la rea. Y recuerden que eso mismo se les hace a diario a personas de bien, a quienes sólo oyen cuando ya han trapeado con sus nombres.

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